31. Cuidarte.

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Apareciste, tenías la misma ropa que aquel día. Tu cara parecía desconcertada y tu mirada desorientada.

No pude evitar preocuparme, corrí hacia a ti. Te abrace, lo más fuerte que pude. Te había extrañado, sin embargo, tu olor a Jazmín había desaparecido, siendo remplazado por uno a humo y una loción que no podía distinguir.

Hice que pasaras y te preste un poco de ropa. ¿En donde estaba tu brillo, Lisa?

Me dijiste que estabas bien, que solo te perdiste.

¿En donde?

Quise llorar, por no poder cuidarte.

𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑒𝑛 𝑀𝑎𝑦𝑜.⸙ꦿ༄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora