30. Invierno.

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El invierno había llegado, en noviembre, junto con el frío calando hasta nuestros huesos. Me gustaba la nieve, pero a veces era tan solitario, que me provocaba salir corriendo.

Pero habías estado ahí para mi, Lisa. Me habías llevado a hacer muñecos de nieve, y también a patinar en hielo.

Estaba más enamorada que nunca, y no podía evitarlo, y tampoco quería.

Sin embargo, muchas veces te veía rara, mirando mucho tu teléfono e ida, pensando; en quien sabe que.

Y seguía teniendo miedo. Y te lo hice saber.

Te enojaste, pensaste que desconfiaba de ti. Pero no podia detener aquellos pensamientos.

Discutimos, y me hiciste sentir culpable.

𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑒𝑛 𝑀𝑎𝑦𝑜.⸙ꦿ༄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora