9. Rompiendo la distancia

983 197 37
                                    

Izuku caminaba lentamente, algo en su mente había cambiado, no podía dejar de pensar en aquel chico que le había regalado el chocolate que no pudo comprar hace unas horas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Izuku caminaba lentamente, algo en su mente había cambiado, no podía dejar de pensar en aquel chico que le había regalado el chocolate que no pudo comprar hace unas horas.

Lo increíble no fue el regalo, lo increíble fue la sonrisa que el chico le mostró sin huir de él. Izuku había hecho su rutina de siempre. Por la mañana se enteró de que le harían la disección a las ranas. Eso le pareció injusto, ¿Por qué un pobre anfibio tenía que sufrir?

Así que decidió pedir el apoyo a sus compañeros, pero nada salió como quería. El profesor de historia lo había castigado, y solo por tirarle la sopa a ese chico que tanto se burla de él.

Monoma lo ha estado molestando por mucho tiempo, y no entendía por qué. Izuku solo hablaba de todas las aventuras que ha vivido. Le gusta decirles a las personas que su mejor amigo es un superhéroe, porque esa es la verdad.

Luego, al querer comprarse un chocolate, todo su dinero se había acabado. Su día había sido horrible. No. Todo mejoró en cuanto cruzó la mirada con ese chico, que según él, su nombre era Katsuki.

Resultó extraño conocer a una persona que no se burlara, o al menos huyera de él.

Normalmente todos sus compañeros se alejan porque piensan que está loco. Lo cual, están muy equivocados.

Izuku no se considera así y mucho menos se creer inferior a los demás, él suele pensar que hay otra razón en particular. Solo tiene que descubrir cuál es.

En cuanto al chico, jamás creyó ver una sonrisa tan asombrosa como la que él poseía. Se sentía tele transportado al mundo de las hadas cada vez que recuerda a ese chico.

Se llevó una gran sorpresa al sentirse observado por alguien, a pesar de eso, quiso encarar a la persona que lo hacía.

Sus expectativas se fueron cuesta abajo, terminó mirando unos ojos penetrantes de color rojizo, que parecían observarlo con detenimiento. Aquellos ojos le parecían familiares, creía ya haberlos visto antes, pero no recuerda de dónde.

Ese chico de ojos lindos estaba temblando, como en ocasiones él mismo suele hacerlo cuando tiene miedo.

Aunque le pareció gracioso que un chico tuviera miedo de él. Tal vez ya había escuchado que su mejor amigo es All Might, que los elfos lo defienden cuando se encuentra en problemas y que Gran Torino siempre acude a rescatarlo.

Pero Katsuki no debería tenerle miedo, obviamente Izuku no le haría ningún daño, incluso si el peli cenizo se atreviera a lastimarlo. Su mamá una vez le había dicho que la venganza no era buena y durante años ha intentado recordar sus palabras.

Caminó mientras comía el chocolate que el agradable chico llamado Katsuki le había regalado. No podía olvidar su linda sonrisa, sus lindos ojos color rojizo, el extraño cabello cenizo que le cubría la mayor parte de la frente y la gorra puesta hacia atrás.

Lo más curioso era la tabla con ruedas que cargaba en su espalda.

No lo comprendía, era extraño que le hablara sin burlarse de él, ¿Por qué lo hacía? ¿Con qué propósito? Bueno, tampoco es que le gustara pensar demasiado, si All Might viniera a visitarlo, podría darle una respuesta en concreto.

Se encogió de hombros, le daba igual de todas formas.

Cuando llegó a su casa, fue recibido por el silencio que reinaba en todo el lugar, siempre era lo mismo, era aburrido no encontrar algo nuevo allí.

Buscó por todas las habitaciones, pero no encontró a nadie, como siempre. Entró a su habitación y se acostó sobre su cama.

Había tenido que limpiar el laboratorio de química después de clases, todo debido a su pequeña travesura. Aunque le pareció injusto, ciertamente el profesor de historia tenía mucha razón, no era bueno ser grosero con las personas.

Se levantó y caminó hasta el balcón de su ventana, recordando como al salir del laboratorio, ese tonto chico llamado Monoma le dijo que era un loco que solo habla tonterías porque nadie quiere ser su amigo.

De alguna forma, aquello lo hizo sentir muy mal, por mucho que tratara de ignorarlo, no le resultaba tan fácil hacerlo.

¿Por qué algunas personas suelen ser tan malas?

A Izuku le resultaba preocupante que la mayoría se comportara con él de esa manera.

Estaba seguro de no haber hecho algo malo, no tenía ningún sentido que todos lo trataran mal si Izuku no estaba involucrado.

La mayor parte de su vida ha sido así, todos lo molestan y se ríen de él, le hacen bromas pesadas y en contadas ocasiones lo han llegado a golpear.

El pobre chico no entendía razones, ¿Qué de malo había en él? Muchas veces ha escuchado que nadie lo quiere por su extraño color de cabello, por sus increíbles ojos hipnotizantes y por sus dientes terriblemente imperfectos, que por cierto, él aborrecía, pues siempre le causaron problemas en todos los lugares a los que iba.

Siempre que se encontraba solo, justo como ahora, solía sentarse en el suelo a contemplar todo su alrededor, se preguntaba por qué las paredes estaban pintadas de color verde, luego se ponía a imaginar cómo se vería el sol si en vez de tener forma circular fuese de una forma cuadrada, podría considerarse que Izuku era una persona muy insegura de sí mismo y esto era debido a su cuerpo defectuoso por su falta de condición atlética, sumando unos cuantos insultos.

A pesar de todo, trataba de no causar muchos problemas, tenía un truco muy sencillo... "Mientras yo no le haga nada a nadie. Nadie me hará nada" A menos que alguien se atreviera a lastimarlo de verdad.

Izuku odiaba causarle dolores de cabeza a su familia, pero sí de eso se trataba, entonces le devolvería el doble de daño a esa persona.

Con esos pensamientos no había tenido ningún problema hasta ahora.

Izuku era una persona solitaria, pero con miles de sueños e igualmente una enorme imaginación, donde cualquiera veía un simple garabato, él veía un unicornio libre en un hermoso paisaje luchando contra dragones.

Izuku se la pasaba creando historias imaginarias en donde él era el protagonista y era admirado por todos. Se sentía bien hundirse en su mundo sin que nadie lo perturbara, convertía a sus compañeros de clases en seres mitológicos que lo desafiaban a muerte y como siempre, él salía triunfante.

¡Si tan solo pudiera tener un confidente, a parte de su cuerpo en el mundo real!

Nunca había tenido una amistad y a pesar de que era algo que añoraba, también le daba miedo, por eso siempre hablaba consigo mismo mientras veía a los chicos de su edad realizar todo tipo de actividades que a él le parecían totalmente ridículas.

Se convenció que por esa tarde nadie llegaría a casa, estaría solo como siempre, decidió acostarse y crear otra increíble historia en su mente.

Dando paz a los buenos y malos, creando un nuevo mundo de felicidad, acercándose a su mayor anhelo, rompiendo la distancia.

Dando paz a los buenos y malos, creando un nuevo mundo de felicidad, acercándose a su mayor anhelo, rompiendo la distancia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Waiting for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora