Capitulo 2: Eres extraño Erick Graham.

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      ¿Será que lo habrá notado por aquella expresión que se formó en mi rostro?, o si no... ¿Cómo sabría?, la verdad, aquellos pensamientos no me dejaron conciliar el sueño, y no es raro en mí, pues cuando mi mente queda despierta cargada de preguntas no me dejan pegar un ojo.

      ¿Por qué ese chico era tan misterioso?, aunque sin dudarlo de alguna forma resultaba agradable, además por qué tan rápido me contó algo de sí mismo como si me tuviera confianza, si a penas nos íbamos conociendo... Era raro, sí. Quizá no le interesa en lo más mínimo ocultar su vida... Pero, igual es raro... O quizá porque yo soy la cerrada en este tema. ¿O le mostré mucha confianza...?

      La luz del sol irradiaba por la ventana y sabía que cuando me levantara unas ojeras tremendas estarían marcadas en mi rostro, parecería una muerta de seguro, una muerta muy guapa, porque la autoestima si la tengo alta. Me levanté de la cama sin ganas de nada, caminé hacia el baño y fui a cepillarme los dientes.

          ¡Joder, pero que chica tan preciosa!, ¿Adónde tan guapa ojerosa?

      Me hablé a mí misma mientras veía a un monstruo de ojos azules al espejo, porque la autoestima alta siempre... Parecía vampira la verdad, mis ojeras estaban visibles y mis ojos azules hinchados, estaba más blanca de lo normal y mi cabello negro despeinado no me ayudaba.

      Cepillé mis dientes y lavé mi cara intentando que se viera mejor, tomé el peine y intenté arreglar un poco mi cabello en una cola alta con algunos mechones por fuera, hoy no tenía ganas de maquillarme sin embargo lo necesitaba, así que fui al escritorio y tomé corrector, polvo comparto y un labial, me arreglé lo mejor que pude pues no me gustaba mucho el maquillaje.

      Bajé las escaleras a pisotones y mis hermanos que estaban en la cocina preparándose un cereal me miraron medio asustados.

          —¿Te caíste de la cama? —se burló James de mí.

          —Sí, imbécil —lo miré con mala cara y fui a la cocina, le arrebaté la caja de cereal de las manos y busqué una taza para el mismo.

      Después de prepararme un cereal me senté en la pequeña mesita cerca de la ventana que dejaba ver hacia la calle, miré de reojo hacia la casa verde, no había nadie fuera. Suspiré estresada y seguí comiendo el cereal. Lucas se sentó frente a mí también con una taza de cereal.

          —¿No te dejó dormir? —habló curioso mirándome fijamente a los ojos, una pelea entre azul y azul.

          —No entiendo... Ayer tuvimos una conversación que me dejó con mil preguntas en la cabeza —hice mala cara y seguí comiendo de mi cereal.

          —Ese chico... Me da mala espina, no sé, se ve misterioso —me contestó Lucas y miró hacia su cereal ya acabado —. Buscaré más —terminó de hablar, se levantó de la silla y fue hacia el mesón de la cocina.

      James no dejaba de mirarme reposado en el mismo mesón con las piernas cruzadas mientras comía su cereal.

          —Bueno, ¿Y tú qué? —le pregunté cortante.

          —Uy, la niñita se levantó de mal humor —contestó James y se acercó a mí para luego sentarse en la misma silla dónde antes se encontraba Lucas.

          Relajé la mirada.

          —Buen provecho —le contesté ahora un poco más calmada.

      Me mostró la palma de su mano con un signo (=). Pintado con marcador.

          —¿Enserio?, ¿ahora ni siquiera hablas?, que ingenioso eso eh.  —le hablé burlónamente y no me contestó.

El Experimento Elizabeth [Trilogía ETB #1] (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora