El Experimento Elizabeth [Trilogía ETB #1] (En edición)

Capítulo 3; ¿Una paliza?

       Los días siguientes no había tenido alguna charla con Erick, ni siquiera lo había visto en su casa, o en aquella banca en lo que anochecía, las luces de su hogar me dejaban notar que si estaba ahí pero simplemente era extraño, y a la vez me causaba curiosidad, tomé por sentado que seguro estaba en sus cosas, como cualquier otra persona, como yo.

      Días anteriores había iniciado la universidad y me percaté de muchas cosas. Todos eran tan... Extraños, en el momento en que intentaba acercarme a alguien solamente se alejaban y me hacían pensar; ¿Qué diablos...?. Al igual que Erick, la única vez que lo vi fue saliendo de su casa a horas de la madrugada, lo intenté saludar a la lejanía pero aunque sé que me escuchó simplemente me ignoró. Y no, no estaba acosándolo, simplemente me lo encontraba... Pero era extraño la manera tan magnética en la que me atraía hacia el. Todo era tan raro para mí que decidí ignorar todo, como siempre hacia. Eso y aquel suceso del otro día, pues no había visto a esos tipos de nuevo.

      Dejé mis tareas a un lado en el escritorio, me acomodé en el asiento y suspiré pesadamente, tenía muy pocas ganas de seguir con lo mismo y decidí tomarme un descanso. Caminé hacia la puerta con el estómago hambriento, el hambre se me notaba en el rostro y el mal humor vendría pues no había comido en todo el día por andar durmiendo, gracias a mi desvelo la noche anterior por terminar de ver una serie famosa. Noté que ya era de noche gracias a la obscura tonalidad de las ventanas.

          —¿Mamá? —miré a mamá luego de bajar las escaleras y notar que estaba cocinando, levanté una ceja con curiosidad, contando con que ella nunca cocinaba. 

          —¡Linda! —se dio la vuelta dejando el horno abierto con lo que parecía ser una pizza dentro —. Qué bien que viniste —sonrió y caminó hacia mí para luego quitarse los guantes de cocina y soltarlos en el mesón a su lado.

          —Pues... —bajé las escaleras lentamente apoyándome del barandal — Ma, ¿Quién viene? —pregunté mirándola.

          —Viene Lily —respondió y comenzó a dar saltos de alegría soltando un pequeño gritito de emoción, después arregló su postura y suspiró calmada —. Decía, que viene Lily.

          ¿Vendrá Erick?...

      Aquella pregunta había resonado en mi mente. Al mismo tiempo que tenía curiosidad conmigo misma al querer saber de su paradero o de si se presentaría.

          —Qué bien, mamá —respondí a lo último y busqué con la mirada a algún otro humano en la casa, no había nadie y decidí preguntar por Lucas, más no por James, ya que tenía más cercanía con Lucas que con el amargado de Jamie. Noté al instante que la casa tenía un sincero y cálido olor ciertamente parecido a él simple olor que desprendía la humedad como si hubiera estado lloviendo.

          Caminé hacia la entrada a echar un vistazo a la carretera, abrí las persianas y las nubes grises llenaban el cielo, la ventana estaba un poco empañada y no me dejaba ver con claridad, mi vista, guiada por mis pensamientos se fijó en la casa de Erick, era extraño ver gente fuera... Eso parecía, eran como tres sombras negras moviéndose, a penas y podía ver algo, intenté quitar la humedad del vidrio pero venía de por fuera, suspiré frustrada y a la vez pensé que el título de viejita chismosa me servía.

      Quería tomar cualquier excusa para abrir la puerta y decidí hacerlo, fui hacia la puerta principal y la abrí con la excusa de que metería la alfombra, lo hice y pasé la mirada lentamente, los tres, como si de unas maquinas se tratara voltearon a verme, estupefactos, con una mirada tan fija como si lanzaran cuchillos.

      A la vez que me miraban tan neutros, uno de ellos susurró algo al parecer, mis ojos comenzaron a arder, quizá por cualquier químico para aromatizantes que mi madre vertió en la alfombra que acababa de tocar, lo cual me causaba una terrible alergia de momento, aunque nunca había tenido ninguna alergia proveniente de aquellos químicos, puesto que mi madre los usaba mucho, me pareció extraña la situación.