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–¡No, imbécil! ¡No me tocaras con tu asquerosa lengua! –Kazuma grito aquello antes de saltar sobre la lengua y cortarla con un rápido tajo de la espada. Esta era la quinta misión que hacía el día de hoy. Todas habían sido de matar sapos y está definitivamente no era la excepción. El sapo al sentir como su lengua era cortada intento retraer la lengua y huir pero antes de siquiera poder darse la vuelta una espada corto todo su cuello dejando caer al sapo gigante al suelo mientras se desangraba lentamente. Kazma ni siquiera giro su vista y solo observó cómo la sangre llenaba el suelo e impregnada todo el lugar de ese asqueroso olor. –Me sigue dando asco pero ahora no vómito... Es un gran avance.

Ya había pasado más de una semana y Kazuma solo se limitaba a hacer misiones de cazar sapos gigantes para acostumbrarse a matar. La primera vez que mató a una de esas criaturas se sintió terrible y lloró durante un rato antes de que un sapo intentará comérselo. Con el pasar de los días Kazuma se había estado quedando en unos establos a dormir para ahorrar dinero para un arma mejor. Por suerte para él ni una sola vez se había cruzado con que la "habitación" donde él dormía tenía caca por lo cual podía dormir en paz y tranquilidad. Kazuma suspiro y observó su arma, el filo estaba amolado y algo oxidado por no haberla limpiado bien al principio pero después de suspirar un momento limpio el filo del arma con un pequeño pañuelo antes de meterla en su funda y comenzar a caminar.

–Creo que mañana tomaré una misión algo un poco más alejada de aquí para ganar más. Aunque sea fácil el matar de estos sapos ya no hay misiones de eso... También debería buscar alguien a quien robarle otra habilidad, la última vez que robe una habilidad fue hace dos días y solo fue para una ligera bola de fuego... Creo que es momento de buscar algunas personas que me enseñen habilidades... Pero primero... –Kazuma observa su espada un momento y luego solo sigue caminando...

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–¿Aqua? ¿Eres tú? –El castaño estaba sorprendido de ver a la "diosa" peli azul sentada en la taberna viendo un vaso de agua frente a ella con una mirada apagada. Aqua parecía tan perdida en sus pensamientos que ni escucho al castaño por lo que él se sentó frente a ella y dió dos ligeros toques a la mesa frente a su visión. La autoproclamada diosa levantó la vista y observó a Kazuma.

–Si te debo dinero lo siento, hoy te puedo pagar... Me despidieron por lastimar a dos de mis compañeros en la constructora... Por favor, no me hagas daño... –Kazuma puso un rostro de confusión un momento y todos los malos deseos que tenía contra aquella chica desaparecieron en un instante

–¿Quieres que te invite algo? –Kazuma pregunto aquello y la chica frente a él levantó la vista y lo observó a los ojos antes de parecer querer llorar y asentir lentamente. –Camarera, traiga tres de bistecs de lagarto ahumado y un par de cervezas frías. Gracias. –Luego de decir eso Kazuma observó a la chica frente a él y ella tenía pequeñas lágrimas en la esquina de sus ojos. –Ahora dime, ¿Cómo llegaste aquí?

–Yo... En serio te agradezco que me des un poco de comida... Yo... Llegué hace una semana y media a esta ciudad con grandes expectativas... Pero la persona que vino conmigo murió de un pequeño golpe en la cabeza y desde entonces he estado trabajando de lugar en lugar intentando conseguir algo de dinero... Pero cada vez que obtengo algo de dinero alguien que dice que le debo dinero llega y tengo que pagarle... Tengo muy mala suerte... –Aqua comenzó a llorar un poco en silencio y Kazuma se sintió un poco mal por ella. 

–Aqui está su orden. Si necesita algo solo pidalo. –Una camarera del gremio llegó con tres platos con trozos de carne grande y un par de cervezas que fueron puestas en la mesa llamando la atención de Aqua. La chica de cabello azul observó a Kazuma, buscando que se burlara de ella y le dijera que ahora se podía ir como ya le habían hecho un par de veces pero lo único que observó bajo esa capucha fue una sonrisa tranquila.

Bendito sea este maravilloso mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora