CAPITULO 4 MENTIRAS II

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CAPITULO 4 SORPRESAS Y MOLESTIAS I

El reflejo de la luna me hace sentir una nostalgia infinita, no quería estar como estoy, quizás fue el error de la obediencia.

Obediencia ¿Obedecer o ser feliz? ¿Qué es lo que debes hacer? En la iglesia nos piden respetar y dar honor a tus padres pero ¿Cómo dar honor cuando los padres exigen? ¿Ellos deben ordenarnos? ¿Cómo estar en contra de sus decisiones? ¿Cómo no obedecer? O más bien ¿A quién obedecer?

El corazón o la razón ¿Qué cuestión tan difícil, no?

¿Ser buena persona o ser fiel a tus sentimientos? ¿Ser buen hijo o dejar que los padres hagan su voluntad? ¿Por qué? ¿Por qué tienes que elegir entre quien eres realmente o quien debes ser para los demás?

Mas máscaras, siempre mascaras para poder estar en la sociedad, complacer a los demás y guardar lo que realmente amas y sientes....¿para qué?

Ser una máscara eterna ¿O quitarla para ser quién eres?

Maldita cuestión.

O.P.

-¿Qué se te ofrece señor...? –Pregunto Arnold sin soltar la mano de la rubia quien estaba avergonzada

-Soy el esposo de Olga, la hermana de Helga, mi nombre es William Johnson

-Mucho gusto señor Johnson, mi nombre es Arnold Shortman –Dijo el rubio dándole la mano que tenía libre

-No me parece apropiado que estén a solas –Dijo ignorando la mano del rubio –Helga es una señorita que no debe andar por ahí con un hombre a solas...

-Perdón que lo interrumpa –Dijo Arnold un poco molesto –Pero eso no es de su incumbencia con todo respeto y además el señor Pataki lo permitió –Miro a la rubia -¿Vamos?

-Si –Susurro la joven aun aturdida

-Olga te anda buscando

-Iré en un momento –Dijo la joven

-Deberías ir ahora...

-Ya dijo que ella ira a buscarla –Dijo de nuevo Arnold interrumpiéndolo –Con permiso

William fulmino al rubio pero no dijo más y dejo que la pareja se marchara.

-¿Por qué se comportó así? –Pregunto de repente el rubio mientras caminaban

-No...no lo se

Helga aun no comprendía nada, ni siquiera el beso que había tenido con Arnold lo procesaba aun.

Eran muchas emociones.

-Bueno quisiera seguir platicando contigo pero será mejor que sea por aquí –Comento encontrando un pequeño rincón en el salón, todos los demás estaban bailando.

Helga solo asintió mientras tomaba asiento en el sillón al que llegaron.

-¿Estas bien?

-Si –Dijo rápidamente la rubia

-¿Te molesto? –Pregunto temeroso el rubio

-No –Dijo la rubia mirándolo con ternura –No me molesto

-Qué bueno –Dijo feliz el rubio –Helga, yo quería decirte algo

-¿Ah sí? –Pregunto mirándolo con curiosidad

-Me gustas Helga –Dijo tomando su mano para besarla con dulzura –Helga ¿Te gusto?

La rubia se sonrojo

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