Una semana más tarde.
— ¿Pulseras de la amistad?
— Así es. Ahora definitivamente somos mejores amigos.
Soobin miraba aquella tira de colores que YeonJun le había dado. La sonrisa del rubio le hizo sonreír también, se la puso en la muñeca.
— Es muy bonita — dijo.
— ¿De verdad lo crees? — preguntó con brillo en los ojos y sus mejillas levemente sonrojadas.
Soobin hizo caso omiso a eso y asintió con una sonrisa.
— Me alegra, mi madre lo hizo especialmente para nosotros — confesó tímido pasándose un mechón de cabello tras su oreja.
— Oh ya veo — respondió.
Soobin hace una semana comprendió que quizás sus sentimientos por YeonJun no eran románticos, más bien, de atracción. Pero aún así, no podía dejar de admirar la belleza de su ahora amigo.
De igual forma había conocido un poco más la vida del rubio. Como que por las tardes, después de la escuela, iba a su academia de danza. Amaba bailar y no hacía falta preguntar, con sólo mirar como hablaba de sus ensayos o incluso de sus ídolos era suficiente para darse cuenta cuan lejos podría llegar YeonJun.
O que le gustaba vestir a la moda, eso era muy notorio. También supo que le gustaba el helado de chocomenta.
A Soobin aquel sabor le parecía fatal pero, sólo por una vez lo probó y fue por YeonJun.
Porque para Soobin, era su angelito.
Su ángel caído del cielo.
Tal vez porque nunca tuvo amigos, es porque se sentía tan extraño tener a YeonJun tan cerca de él, sin sentirse fuera de lugar o incluso preocupado por su apariencia pues el mismo rubio se lo había dicho.
"Ellos podrán ver pero te aseguro que lo que yo veo no es para nada igual"
Quizá lo decía para no herirlo. Así que, sin hablar asentía, porque si YeonJun lo decía debía ser verdad, él nunca le mentiría.
— Soobin ¿Puedo preguntarte algo? — lo miró meciendo sus pies sentado en aquella banca de siempre.
Ambos esperando al padre de YeonJun como cada tarde al terminar la escuela.
— Dime — respondió con una sonrisa.
— ¿Qué harás al terminar la escuela? — preguntó.
Soobin pensó unos segundos pero no se le ocurrió nada. Decepcionado por no tener respuesta suspiro, ni siquiera él sabía qué haría al llegar a su casa.
— Yo no lo sé YeonJun — contestó sincero y el rubio soltó un pequeño "oh" causando una sonrisa en Soobin. Era tan tierno — Y ¿Tú sabes lo que harás?
YeonJun sonrió, miró sus tenis color azul pastel con pequeños adornos a los lados. Luego fijó su vista en Soobin quien esperaba su respuesta.
— ¿Yo? Bueno...— miró al cielo observando las nubes moverse — Yo quiero ser maestro de baile, tener mi propia academía, enseñar a muchas personas — sonrió avergonzado — Y...tal vez...casarme en el futuro.
— ¿Casarte? — YeonJun asintió.
— Sí, y tú estarás ahí para cuándo lo haga ¿Verdad? — lo miro con un ligero rubor — ¿Verdad Binie?
El pelinegro tragó ante tal linda imagen del rubio. Apretó con sus dientes su lengua para no decir alguna tontería. Al tranquilizarse sonrió.
— Claro que sí YeonJun.
El rubio sonrió tan grande y sin avisar abrazó al pelinegro quien casi dejó de respirar tras el contacto. El aroma de malvaviscos inundó sus fosas nasales, un lindo y dulce aroma.
El auto color negro se estacionó. Soobin al percatarse dió leves palmaditas a la espalda de YeonJun el cual se separó sólo un poco para mirarle.
— Tu papá llegó — habló sin tartamudear un alivio.
YeonJun volteó, era verdad. Hizo un pequeño puchero sin que el pelinegro se diese cuenta, tomó su bolso y miro de nueva cuenta a Soobin.
— Entonces...¿Te veo mañana? — sonrió.
— Claro, hasta mañana — respondió Soobin.
YeonJun a punto de irse, se detuvo. Soobin ladeó su cabeza confundido. Abrió los ojos al sentir como en su mejilla izquierda era plantado un besito.
— ¡Hasta mañana Binie! — agitó su mano.
— Eh..Uh..Yo.. sí...hasta...hasta mañana..— titubeó.
Tocó su mejilla, un sonrojo invadió toda su cara hasta sus orejas. No puede ser.
Un ángel acaba de besarme la mejilla.
Con una sonrisa en su rostro fue hasta su casa. Quizá ser amigo de YeonJun no era tan malo después de todo.
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No Juzgues A Un Libro Por Su Portada © || SOOJUN ✓
Fanfiction[HISTORIA CONCLUIDA] |En proceso de correción| El único que me amo antes de cambiar, fuiste tú, mi ángel. Eres el único que no me juzgó cuando no era nadie, el único que me quiso tal como era, el único que estuvo ahí para mí. El único que se atrev...