▷ ναςισ ◁

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A primer hora, Kawaki ya estaba despierto, viendo la fotografía que había al lado de su cama en la pequeña mesa de noche, donde aprecia él junto a la familia que lo ha aceptado y acogido.

Sentado frente a ella, la tomó entre sus anchas manos y la siguió contemplando. Mirando aquellas sonrisas tan sinceras que tiene cada integrante, incluso la de el es sincera, pues nunca se había sentido tan bienvenido en algún lugar.

Una pequeña sonrisa se formo en sus labios al dejar la foto nuevamente en su lugar y dirigirse al baño, escuchando el tarareo de una canción que alegraba el lugar de tan solo escuchar la melodiosa voz.

El calendario de su cuarto lo marcaba, girasoles en rotulador negro adornaban la fecha y con una fina letra anunciaba el cumpleaños del mayor de la familia, pues, estaba tan emocionada que se encargó de marcar la fecha en cada calendario que había por la casa, y el suyo no era la excepción.

Kawaki es reservado y reprimido, en su vida anterior a que llegara ahí, no tuvo mucha interacción social y cuando se lo llevaron a Kara, esta se cortó por completo, siendo ajeno a cualquier atribución o festejo que los demás acostumbraban.

Aún sin estar lo suficientemente relacionado y sentirse ajeno a los festejos de cumpleaños, había ahorrado algo de dinero y logró comprarle un regalo a aquel hombre que admiraba tanto.

Pues con el pasar de los años, Naruto se volvió para Kawaki un modelo a seguir, un hombre fuerte y bondadoso, sin opresión a darle su afecto y apoyarlo, aconsejarlo y entrenando, aún sabiendo que el grupo estaba tras él.

Se sentía libre, al principio creía estar prisionero pero el trato que le brindaban no era con esa intención. Lo dejaban pasear por las calles y no le ordenaban hacer dichas cosas, para Kawaki, ese lugar era el paraíso.

El olor de la comida ya llegaba hasta su habitación y bajo hasta la cocina, para encontrar a casi toda la familia unida, claro, a excepción del rubio mayor.

Se unió en silencio, mientras oía discutir a los hermanos Uzumaki, no solía hacer mucho ruido o entrometerse en dichas discusiones, que muchas veces son divertidas.

Conocía a la perfección las actitudes de cada miembro de la familia, por eso deducía que al único que se había olvidado de un regalo era al tonto rubio que tiene como <hermano>.

Incluso el se esmeró en buscar un presente, optó por comprarle un cinturón para el pantalón, pues la última vez que lo vio estos se le caían por lo flojo que le quedaban.

Río al recordar aquel momento, sin duda aquel hombre lo hacía reír a carcajadas. Había cambiado su forma de ver el mundo y a las personas, es como la luz al final del túnel.

Le enseño a relacionarse con las personas de forma amable y no brusca, como solía hacerlo, pero siente que le está pagando de la peor forma.

La peor forma...

Se siente horrible al haberlos traicionada así, sus sentimientos fallaron y buscaron en lo prohibido,

Aún así, siempre busca el resplandor que le causa el girasol de la familia y la sigue, con la excusa de ayudarla.

Desde las sombras la observa, cambiando cursos y entrando a distintas tiendas, molesto por soportar las miradas que muchos le dan al verla pasar.

Mucho dirían que son celos de hermanos, pero no. Ya no es simple hermandad lo que siente por ella, se ha vuelto algo más grande.

Sabe bien que los hombre en su familia son muy sobreprotectores con ella y por eso siempre ayuda en su cuidado los días festivos.

Podría decir que la chica representa lo mismo que su padre para él,  solo que con un sentimiento más de diferencia.

Observa con detenimiento lo dedicada que es al momento de tratar con su padre, algo que el quisiera aprender, pues lo admira tanto y aprecia demasiado como ella.

Aunque claro, el no lo demuestra tanto, ciertas veces logra expresarle sus sentimientos de afecto al rubio mayor y cuando lo hace, se siente sumamente aliviado.

Mira al rostro de los Hokages y observa el rostro de este, preguntándose lo que estará haciendo ahora. No es sorpresa que su respuesta sea: firmando papeles, pues es lo que usualmente suele hacer.

Y a el le gusta contemplarlo, sentarse frente a el mientras pasa de una hoja a otra, esperando a que se desocupe y puedan salir a entrenar.

Un chico llama a su pequeña girasol, cerca de el agita su mano estrepitosamente y su sangre hierve, antes de que la mencionada voltee lo toma del brazo y lo jala hacia el, detrás de una pared en un callejón sin salida.

– Oye, ¿qué haces? Sueltame– el chico trata de liberarse del agarre pero se queda helado al ver los ojos amenazantes de su contrario.

– ¿Acaso crees que Himawari te hará caso? – su tono sonó neutro y aterrador – Aléjate de ella o no solo sentirás mis puños, sino también los del séptimo y los del su hermano.

– Ja, celos de hermano mayor, no me hagas reír – una sonrisa burlesca se formo en sus labios – no es como que se pueda encontrar a una chica como ella en todas partes, así que volveré a acercarme, un día en el que ni estés, claro.

– Tch, no soy su hermano – soltó el brazo de este y subió a una de las azoteas, dejando atrás al chico.

Siguió su andar, tratando de que no lo descubriera, pero al parecer fue inútil, pues esta supo todo el tiempo de el.

No se acerca, le da miedo de hacer algo inapropiado o decir algo que no debe; la sigue desde una distancia considerable y la ayuda con sus cosas.

En casa, se esmera en ayudarle a Boruto a adornar el patio trasero, quiere que el lugar sea acogedor no solo para la gente si no también para el Séptimo.

Conforme y casi seguro de que toda la fiesta hará feliz a su mayor, se va directo a su habitación y se da una ducha. El no suele arreglarse demasiado para es tipo de ocasiones, pero esta vez busco algo mejor que ponerse.

Era absurda la mirada que lo delataba, pues sus ojos no evitaron brillar y su corazón latía como loco, ver al girasol de la casa tan sonriente y tan elegante con aquel vestido lo derretía.

Y como lo predijo, el lugar y el clima eran buenos para pasar la velada en perfecto estado.

La comida olía delicioso y el olor a tarta de frutos rojos también. Esta era su favorita, y más cuando es preparada por la menor, sin embargo, sabía que la tarta sería totalmente para el mayor.

Miro el reloj de la casa, el Séptimo Hokage debería llegar en unos minutos, si, siente que se acerca.......









































































































































Chyio67🌻

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