Llegas a un punto donde ni tú mismo sabes cómo te sientes, no sabes si es tristeza, enojo, decepción... simplemente sabes que estas mal
Eso era lo que me estaba pasando, ni siquiera sé cómo debería reaccionar ante mi situación actual, cuando Liam se fue, a los minutos entro una señora de unos cuarenta años más o menos, entro tímidamente, pero con una sonrisa tan grande que no le cabía en el rostro, su nombre es Susan así se presentó, no se acercó mucho, al parecer noto mi incomodidad apenas la vi entrar, aun así, su sonrisa no desapareció y su mirada expresaba lo mismo que la de mis abuelos cuando me miraban, amor inquebrantable, algo que no entendí, luego de dejar la bandeja en la mesa de noche junto a mi cama, simplemente me vio aun con su sonrisa y se fue sin decir más nada
La comida estaba deliciosa, mi estomago lo agradeció enteramente, el cuerpo aun me dolía ligeramente y la curiosidad de ver que había debajo de las vendas se hizo presente más el miedo a descubrirlo también, por lo que solo espere pacientemente recostada en la cama mientras veía el techo
"Na nananana nana nana naa" estaba tarareando la canción favorita de mi madre, si no recuerdo mal una vez me dijo que papá se la dedico, la canción me gusta mucho, es muy linda "en este momento quisiera escucharla" río al recordar una vez en la que nos pusimos a cantarla junto a papá a todo pulmón y Tevi salió de su habitación preguntando si estaban matando a alguien, realmente no éramos los más afinados que se dijera "los extraño" una lagrima se me escapa
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Es triste ver como las cosas cambian de un día para otro
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Después de unas horas, una chica como de la edad de Liam entro a la habitación, su nombre es Dina Courtois, al igual que como paso con Susan esta noto mi incomodidad, tampoco es como que la ocultara, con su mirada me pedía permiso para acercarse, supuse que era la que me quitaría las vendas, así que no tenía muchas opciones, mientras me quitaba las vendas, ninguna habló, no hubo preguntas, ni comentarios ni nada y un silencio acogedor invadió el ambiente, uno que agradecía, realmente no tenía ánimos de hablar, pero por irónico que parezca fui yo quien lo rompió al momento que las vendas de mi brazo derecho desaparecieron
"Carajo" de inmediato me tape la boca
"Esos no son modos de expresarte" fue lo que me vino a la mente de inmediato, la señora Megan regañándome, lo que me causo una pequeña sonrisa oculta por mi mano, ya que ella se expresaba en ocasiones así
"Lo siento" dije cuando esta se me quedo mirando
"Tranquila, es comprensible"
La herida consistía en una gran cicatriz de garras que por su aspecto tuvo que ser bastante profunda y fea en su momento, lo que me hizo preguntarme cuanto tiempo paso para que ya este cicatrizada
"Llevas un día durmiendo, esta cicatrizada gracias al médico que te atendió, las vendamos porque creímos que te impactaría verlas cuando te despertaras y no nos equivocamos" respondió a mi pregunta silenciosa "no eres la única que tiene el don de la curación, tranquila también es de confianza" la miro con asombro "aunque claro está que no todo es perfecto de ahí los dolores que tuvieron que ser aliviados con pastillas, aunque también se debe a que el que te curo aun es un pasante e incompetente bajo presión" dice con reproche supongo que al recordar a la persona que me sanó
"Pueden leer mentes?" me cuestiono, ya que respondió a mis dudas sin que dijera nada, cuando la vi sonreír supe que lo pensé en voz alta
"Algunos pueden hablar mentalmente con otros por medio de vínculos, pero aparte de eso no lo creo, lo que pasa es que tus gestos son muy expresivos" me queda mirando con una sonrisa divertida, le sonrió tímidamente "necesito retirar la de tu cuello"