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El rubio estaba en una esquina de su cuarto mirando a la nada y solo pensaba en una cosa:

Iba a denunciar a su hermano por abuso animal. -O infantil, aunque siendo el caso de Zenitsu; un animal no es muy diferente de cómo es él-.

Y es que ¿Cómo osaba él de darle un coscorrón y encerrarlo en su cuarto cuando solamente fue la víctima de un hombre con rostro de chica?

Si, visto de esa forma es un poco surrealista; pero esperaba que Kaigaku al entrar a la casa y ver una ventana rota, sopa derramada por todo el piso y a su queridísimo hermano llorando como María Magdalena en el centro de todo el desastre, sería suficiente para que se preocupe y tome cartas en el asunto como el buen candidato a abogado irresponsable que es.

Pero su hermano es tan conformista que se quedó solo con la idea de que el desastre fue ocasionado por el rubio, sin escuchar su versión de los hechos; por supuesto. 

Y Kaigaku decía estar supuestamente estudiando derecho de manera incesante; puede ver lo brillante que será el futuro si es que lo aceptan como abogado o juez, viendo que no interroga al más afectado. Nótese el sarcasmo.

Sabía que quejarse de la poca empatía que tenía su hermano con él no iba a arreglarlo todo mágicamente, a menos que estuviera en un cuento de Disney -Que podría ser probable ya que tiene dos requisitos de los o las protagonistas de aquellas historias; No tener padres presentes y estar en peligro todo el tiempo-. Pero era mejor pensar en cosas positivas, como el hecho de que su hermano se estaba equivocando sobre lo que pasó.

Kaigaku siempre fue una especie de mini-Detective dentro de su casa, Zenitsu nunca pudo ocultar ni un solo plato roto por él, porque Kaigaku lo encontraría y gracias al polvo del kit: "Mi primera vez de Detective" descubriría que las huellas de los dedos son del rubio, acusándolo y haciendo que su abuelo no le dé un postre después del almuerzo. 

Y así fueron todos los caóticos años en la niñez de Zenitsu, pero al parecer este día se rompería la maldición -Aunque él no saldría ganado nada más que un regaño, pero ganar es ganar ¿No?-.

Y nada iba a hacer que este épico momento de perdedor acab-

– No eres tú el que rompió y desordenó las cosas –Dijo Kaigaku al entrar al cuarto.

– Claro que no lo hice yo – El rubio respondió con una clara expresión de molestia ya que su épico momento fue arruinado por la misma persona que lo provocó. –Yo te iba a de-

– ¡¿Y por qué no me dijiste nada?!

– Lo intenté, pero me interrum-

– ¡Ah! ¡¿Con que con esas estamos?! ¡Ahora la culpa es mía!

– Mira, te explicaré para que te tranquilices. Yo estaba con-

– ¡Me hechas la culpa cuando claramente nunca te interrumpo! ¡¿Cuándo lo hice?!

– ¡Ahora mismo lo estás haciendo, déjame hablar! –Alzó la voz el rubio ya harto de tantas interrupciones hacia su persona. Y agregó: – Ahora que estamos más tranquilos contaré lo que pasó, ¿De acuerdo?

Kaigaku asintió como un niño pequeño y antes de que empezara Zenitsu le dijo:

– Pero... sin interrupciones.

– No prometo nada. –El pelinegro respondió encogiendo los hombros.

Cuando terminó el relato lo único que el mayor pudo rescatar de la historia fue el hecho de que su hermanito invitó a una extraña -que venía con paquete- a su casa, indicando claros signos de irresponsabilidad de parte de su pequeño.

"¿Invitó a un extraño o extraña a nuestra casa? De seguro hice algo mal ¿Acaso el tiempo que dejé sin cuidado a mi mini bacteria lo convirtió en un fácil? ¿No le di la atención necesaria?" Eran las preguntas que se hacía Kaigaku, se podía oler la culpabilidad que rodeaba al mayor. 

¿Y cuál es la solución a este tipo de situaciones? Dejarlo ir.

Si su pichuelo quiere volar, le dará un empujón para que lo haga.

...Dijo nadie nunca.

Aparte de los que crían pájaros, claro.

El pelinegro se levantó, cargó a su hermano, abrió la puerta y lo lanzó con fuerza sobre la nieve de afuera. Su hermanito cayó de cara, pero eso era lo que menos le importaba; lo que era verdaderamente importante para Kaigaku es que estaba rompiendo las cadenas que de seguro sentía su hermano al estar encerrado en casa. Así que luego de haberlo botado como costal de papas le cerró la puerta.

– ¡Hey! ¡Hey! ¡Hey!, ¡¿Qué crees que estás haciendo?! –Gritó el rubio aún un poco mareado por los movimientos bruscos a los que fue expuesto. – ¡Maldita sea Kaigaku, andas mal de la cabeza! ¡Abre la puta puerta!

– Lo hago por tu bien, cuando seas grande me agradecerás. Y allí veremos quien anda mal de la cabeza. –Dijo Kaigaku abriendo la puerta para salir y darle una cachetada seca al rubio, justo cuando este se dirigía al interior de su hogar. Entonces agregó: – ¡Y nada de decir putas groserías de mierda que no sé de quién carajos escuchaste!

Zenitsu si sabía de quien las escuchó y también sabía que si abría la boca o se movía un poco nunca más podría decir ni una sola palabra más -Porque los muertos no hablan, duh-. Y solo le quedó ver como su hermano entraba a la vivienda mientras él se quedaba afuera...

Muriendo de frío, porque su lindo hermano mayor no le dejo ponerse ropa que lo abrigue más.

Ahora imagina que morirá por neumonía, pulmonía o cualquier cosa que termine en "-nía" Aunque también es muy probable que venga un oso y termine muerto por ello.

Hasta que detrás de él escuchó el sonido de las pisadas que le traían malos recuerdos, para que luego le digan con una voz que nunca olvidará:

– ¿Qué hace un cobarde cómo tú afuera de su casa haciendo tanto frío?


.-.-.-.-.-.-.-.-.

Planeaba subir esto el martes, peroo...

Y ahí tenemos, el sexto episodio en el que me maté un poco escribiendo.

No sé si vaya a quedar muy bien, así que me disculpo por adelantado por el posible cáncer visual y mental al leer esto. シ _ _) シ

El séptimo lo subiré en cualquier día de esta semana, a primera hora de la madrugada si se puede; ya que será más fácil revisar en que me he equivocado al escribir algunas partes. Espero se comprenda.

Nos vemos dentro de un tiempo. Cuídense y duerman a la hora correcta -Aunque yo no lo haga-.


Experiencia (Porque pensé que sería divertido contar un poco sobre lo que me pasó al intentar terminar cada capitulo): 

Cuando buscaba el archivo donde guardo las partes que escribo me llevé un gran susto ya que no lo encontraba. Y LUEGO RECORDÉ QUE ANTES HABÍA ELIMINADO ALGUNAS COSAS PARA LIMPIAR MI COMPUTADORA, HAHAHAHA.

Luego supe que solo era mi vista siendo una perra, encontré el archivo al mirar más arriba de donde estaba buscando; por suerte.

¡Quita Tu Camioneta! (Inozen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora