Casi nadie se atreve a decirlo, pero la familia no es un pilar siempre, no son perfectas ni mucho menos afectuosas, es puro teatro. La familia es tóxica, te corta las alas, te amarra, te destruye. Muchas veces te hace renunciar a todo y la única recompensa que recibes es desprecio, fracaso, ruinas. Te convierten en un tropiezo, tu presencia incómoda y te lo hacen saber de las peores formas, así es la familia, sincera de las maneras más crueles. Tal vez sea solo mi caso o el de miles más, pero es suficiente como para amenizar en mí los miedos más profundos de continuar con un legado. No quisiera transmutar todos esos errores a mi descendencia, específicamente no quiero desendientes. No quiero que mis aficiones, trastornos y conflictos se extiendan por nada.