PRÓLOGO

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Con su culo levantado, y su mejilla pegada al colchón y leves gemidos saliendo de su boca, Yeonjun disfrutaba de las embestidas que su urólogo le proporcionaba con sus dos dedos perfectamente lubricados.

—¿Te gusta como mis dedos follan tu hermoso culo, pequeña perra?— pregunto el de cabello azúl tocando el punto P de su paciente. al notar que este no contestaba le brindo una fuerte palmada en el trasero — Pregunte algo Yeonjun, responde

—Si, señor pero desearía que fuese su polla la que me follara— respondió entre gemidos.

—¿Deseas mi polla?—preguntó con la voz ronca.

—Si, señor deseo su polla—logro responder.

Sonriendo ante la respuesta del mayor, Soobin siguió con su trabajo esta vez disminuyendo el ritmo para luego sacar sus dedos del culo de Yeonjun, recibiendo así un sonido de protesta ante aquella acción. Notando lo impaciente que se había puesto Yeonjun, el doctor Choi desabrochó y bajo su bóxer con rapidez para así liberar su gran hinchado y erecto pene.

Tomando con su diestra el pequeño bote le lubricante para dejar caer un pequeño chorro sobre su miembro antes de alinearlo hacia la rosada entrada del mayor.

—Voy a follarte como te gusta, pequeña puta—gruñó el doctor mientras presionaba su enrojecida cabeza con la entrada de Yeonjun

—Por favor señor, folleme duro y áspero, se lo suplico.

Dichas aquellas palabras, Chou introdujo su miembro por completo de una sola estocada en la estrecha entrada de Yeonjun, logrando que este soltara un pequeño grito de dolor pero que a los pocos segundos fue ahogado por fuertes gemidos y jadeos de placer antes las potentes embestidas que Choi le brindaba.

Dos.. cuatro... doce... embestidas hicieron que Yeonjun perdiera la cordura y comenzara a mover su culo de forma circular para aumentar el morbo que ellos generaban con cada encuentro. Con los ojos llenos de lagrimas por el placer Yeonjun se dejo perder en el sin fin de caricias que su doctor le brinda.

—¡Más... por favor señor, deme más!—exclamó Yeonjun con ímpetu. Y como si sus palabras órdenes, Yeonjun comenzó a sentir el aumento de la embestidas. Estas le tocaban su punto P haciéndole gritar y retorcerse de placer.

Por otro lado Soobin no podía dejar de ver cómo el cuerpo de su paciente se retorcía con cada toque de el, Estaba completamente adicto al cuerpo del más bajo, que cada vez lo miraba entrar al consultorio comenzaba a maquinar de que forma lo follaria.

—oh señor... estoy a punto — expresó entre jadeos su amante.

—Córrete para mi, Yeonjun—logro decir Choi entre gruñidos mientras seguía tocándole el punto dulce a su amante.

Bastó con aquellas palabras y un par de estocadas más para que Yeonjun gritara el nombre de su doctor mientras se corría.

The Urologist -soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora