|Capítulo 1: La invitación|

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Cress

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Cress

Supe que algo raro pasaba cuando noté que mis compañeros cuchicheaban entre ellos. Era la clase de Lengua, y solo estaba con Camila, que dormía profundamente a mi lado. La profesora comenzó a percatarse de que los estudiantes no le prestaban atención, así que se aclaró la garganta, visiblemente molesta.

—¿Pasa algo? —preguntó con un tono que dejaba claro que, fuera lo que fuera, no le interesaba. Solo quería que volviéramos a lo nuestro.

Darla Collins, una de las estudiantes, se levantó de su pupitre, y, algo nerviosa, habló en voz baja.

—Mmm... profesora —Darla levantó el celular con una mano temblorosa, su voz apenas un susurro—. La página de Instagram de noticias de Sunnyhill acaba de revelar que... el profesor Nicholson está muerto.

Los susurros se convirtieron en un torrente de gritos de asombro, incluido el mío. Mi corazón dio un vuelco.

¿El profesor Nicholson? Pero si apenas ayer habíamos tenido clase de Historia con él... Esto tenía que ser un error.

De repente, la puerta se abrió con un golpe seco, y la entrenadora Buchanan irrumpió en el aula, sobresaltándonos a todos. Varios de nosotros dimos un respingo en nuestros asientos.

—Permiso —anunció con su voz grave, haciendo su habitual entrada ruidosa. Pero esta vez, su tono estaba cargado de una tensión inusual—. Señorita Lodge, estudiantes, lamento informarles que... hace poco nos enteramos del fallecimiento del profesor Nicholson.

—¡Aquí dice que fue asesinado! —gritó un chico detrás de mí, levantándose bruscamente para mostrar su celular a todos los curiosos que se agolpaban alrededor.

¿Asesinado? Eso lo cambiaba todo. Mi mente se aceleró, y sin pensarlo, empecé a zarandear a Camila, incapaz de comprender cómo seguía dormida con tanto bullicio.

—¿Asesinado? —repetí en voz baja, el corazón latiéndome en los oídos.

—Sí, aquí lo dice —respondió el chico, los ojos bien abiertos por la conmoción—. Busca la página de Instagram.

Las voces comenzaron a elevarse de nuevo, llenas de incredulidad y confusión.

—¿Pero cómo puede estar muerto? ¡Los de primero tuvieron clase con él esta mañana!

—Yo no he visto al profesor en todo el día —dijo alguien más, su voz cargada de incertidumbre.

—Yo tampoco —añadió otro, cada palabra más llena de inquietud.

La profesora Lodge estaba pálida, con los ojos abiertos de par en par, igual de estupefacta que todos nosotros.

—¿Cuál es el protocolo a seguir? —preguntó con un hilo de voz a la entrenadora Buchanan, su voz temblando levemente.

Sucedió en Sunnyhill [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora