II

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La mañana transcurrió tranquila.

La familia estaba en el asadero con las carnes, y mis primos más pequeños estaban en la piscina.
Yo era el mayor de mis hermanos, y junto con mis otros dos primos estábamos jugando fútbol.

Debo recalcar que Bekah me llevaba 5 años.

No la había visto en toda la mañana y entonces se escuchó el ruido de la puerta que conectaba al jardín, entonces la vi.

Llevaba puesto un top deportivo con el logo de Adidas dejando al descubierto su abdomen, un short negro de licra, y sus tenis azul fosforescente.
Tenía una ligera capa de sudor en la frente.
Se veía hermosa a pesar de que estaba con su coleta alta despeinada.

Me invitó a ir con ella a correr, pero era muy temprano, me despertó a las 6 de la mañana, ¿pueden creerlo?

Escuche al perezoso de Sam comentarnos. Él era su hermano.

Me alejé de ellos y fui directamente hacia ella.

Note que se puso algo nerviosa cuando me acerqué.

—¿Siempre te vistes así? —pregunté

—¿Así como?—contestó

Tipo que no te esfuerzas en lucir sexy...

Ella sonrió.

Si, siempre me visto así. ¿Por qué? ¿Te tiento demasiado?

Demasiado es poco...

Esa es la idea, Bastián.

Me estaba matando, lentamente y dolorosamente, más a mi amigo de allá abajo.

Tenía que refrescarme así que me tiré un clavado esperando a que se me pasara éste calentón.

En las noches acostumbrábamos a ver vídeos de música de los 80's y 90's, y esta noche no era la excepción, todos estábamos reunidos en la sala, acostados en los sillones y en el piso.
Cenando pizzas, chatarras, golosinas y muchas cervezas.

Todos cantábamos a pulmón incluida Rebekah, hasta que sonó la canción de veneno en la piel, y justo cuando sonó esta estrofa:

"Dicen que tienes veneno en la piel. Y es que estás hecha de plástico fino. Dicen que tienes un tacto divino, y quien te toca se queda con él..."

Quedé mirando a Bekah y ella se dio cuenta, sonrió de lado y me guiñó un ojo, se levantó con la excusa de ir a cargar su móvil.

Todos estaban distraídos en su desastre así que aproveche para escabullirme planta arriba.

Entré en su habitación lentamente y no vi a nadie, pero el ruido de la puerta al cerrarse me hizo brincar.
Al girarme la vi a ella sonriendo con la mano en la manija.

—¿Que buscabas? —preguntó con sorna.

Se sentía una ligera tensión en el ambiente.

Nos estaba consumiendo.

A ti. —respondí

—¿A la que tiene veneno en la piel?—mencionó alzando las cejas.

Si. A la que me tiene intoxicado.—susurré.

Sonrió aún más y se acercó, mirando mis labios y sé lo que quería.

Así que la complací, le chupe los labios carnosos y suaves que tenía, y fue aún más emocionante porque retumbaba la música de Caifanes.

"Somos como gatos en celo, somos una célula que explota y esa no la paras..."

Me sentía imparable junto a ella. Sin saber que eran pocos los momentos que me quedaban a su lado.

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JAJAJAJA algo corto para lo que se viene.

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YūgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora