III

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—¡Te estás viniendo dentro! ¡Para!—gimió apretando sus uñas en mi piel.

—¡No puedo ni tú tampoco quieres! Sé siente tan bien llenarte de mí, Bekah.— respondí agitado y excitado, estaba fuera de mi.

Tendrás que ir a comprar la píldora idiota, solamente así podremos seguir.—se incorporó cuando acabamos y se fue caminando a vestirse, después se marchó.

Estábamos en el sótano, gran lugar ¿no? Pero eran las 3 de la madrugada, y no nos podíamos contener y venimos aquí, donde nadie nos escuchara.

Amaneciendo tenía que ir por la píldora para que se la tomara y no corriéramos riesgos, porque estaba seguro que Bekah me mataría.

Desperté por eso de las 8 de la mañana, me sentía sumamente cansado, y no dormí mucho pensando en donde encontrar una farmacia abierta en el pueblo cercano y en domingo.

Me duché y cambié, le avisé a mi mamá que tenía una urgencia y tenía que tomar el coche. Ella acepto, lo que no me esperaba es que Bekah se colaría con pretexto de querer ir a conocer el pueblo.

Entonces íbamos los dos sumidos en un silencio, la canción Feel de Robin Williams sonaba en el auto.

Frené de golpe y Rebekah casi se estampa en el tablero, solo volteó a verme estupefacta.

—¿Qué demonios te pasa?— gritó

Voltee a verla lentamente y le dije.

Solo quiero sentir amor de verdad...

—¿Qué? —susurró

La canción Bekah, ¿No lo quieres sentir tú?

Abrió un poco la boca, pero no salió ni una palabra. Apretó los labios y suspiró.

Hace años me acerque a ti y te propuse un juego sexual, tú aceptaste, tal vez porque estabas caliente y solo. Y ahora también para soportar la convivencia con la familia en esa casa lejos de la civilización.

Apreté el volante, porque sabía que tenía razón, era un simple juego, ¿porque tuve que caer?
Entonces continuó hablando.

Siempre lo hemos hecho en las otras temporadas en las que yo visitaba tu casa, esto no es algo serio Bastián, no tienes porque decirme esas cosas.

Y entonces se bajo de coche y empezó a caminar por la solitaria carretera. Me baje del auto también, tenía que hacer que cayera, sentía que ella también sabía que algo había cambiado.

—¿Te pongo nerviosa Bekah?

Ella dejo de caminar.

He sentido el palpitar de tu corazón cuando estamos juntos, piel a piel. He sentido como se acelera. —continué

Ella se giró sonriendo.

Me atraes y mi cuerpo responde.—contestó

Y entonces soltó una mierda muy grande.

Me coges tan bien que me haces temblar, Bastián. Solo eso.
Ahí la respuesta a tu comentario. Pero amor, por favor, no te confundas, aprovechemos mejor esto.

Se acercó y me empezó a tocar la hebilla de mi cinturón.

—¿Alguna vez lo has echo en el bosque?—susurró mordiéndose su labio.

Cerré los ojos ante su contacto. Me tenia a sus pies, si no había algo más, al menos tendré la dicha de disfrutar un poco de ella.

No, así que enséñame, Rebekah.

YūgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora