Si corría con suerte me diría que sí, rogaba a mis adentros que así fuera, la profesora de metodología me miro esperando que hablara de eso que era tan importante, para mi era importante, mi carrera dependía de ello.
— Cuéntame de una vez por todas niña, estoy muy ajetreada — si que lo estaba, habían pilas de informes sobre su escritorio, la veo ajustar sus lentes.
— Falle con Máximo Sandoval, es un tipo muy tosco, profesora si me da la oportunidad podría cambiar mi fuente por Fernando Villaseñor, es agradable, tuve la oportunidad de charlar con él — debía exagerar un poco, pero si cruzamos palabras al menos — y estoy segura que podría redactar un buen articulo sobre él — sonreí en suplica con la esperanzada de escuchar un sí.
— ¡Agh! — la mujer abría carpetas y más carpetas ubicándolas por nombres — Ámbar lamento decirte que no puedo ayudarte, ya pase los datos de tu pequeño informe al sistema, incluso me llamaron de la revistas muy interesados por leer ese artículo en específico, no se como le vas a hacer, pero o lo solucionas o pierdes el semestre — mi corazón martillo más rápido que de costumbre, incluso más que si hubiera corrido cientos de kilómetros, no podía darme el lujo de perder el semestre, no teniendo de otra asiento mordiendo mi labio superior mientras con el inferior cubría por completo este, ahora si que estaba en problemas, yo era un imán para ellos pero sentía que nada me salvaría de este en específico.
— Lo arreglare — dije para salir de la oficina con los ánimos por el suelo, camine hasta llegar a la oficina de Darío que se hallaba sola, me senté en ese mueble y tome esa vieja laptop para empezar a investigar sobre el hombre.
Muy poca información la verdad, él era todo un enigma, una foto de él me hizo detener mi búsqueda, esos azules eran tan profundos, parecían llevarte a un abismo sin fin, su piel se veía tan suave y en esa foto en específico había una insípida barba en él, era tan guapo, tenía un atractivo enigmático, atrayente, de eso que paralizan tu piel, recordarlo tan alto con esa voz que aún parecía aturdirme hasta el punto de erizar todos mis bellos, mi dedo índice viajo a esa foto y con el acaricie todo su rostro en esa pantalla.
— Buenas noticias — Darío, di un respingón en el mueble y cerré la pantalla de laptop de golpe.
Llevaba días intentado conseguir una cita y me era imposible, dar con Máximo era toda una odisea, no daban citas, el hombre no aceptaba ser entrevistado, todo lo que decía la prensa era como un veneno tóxico para él, repelía todo aquello y un indiscutible No era lo que recibía como respuesta.
— Te conseguí una cita, así que da las gracias a este anciano que se tomó la molestia de llamarlo, es un hueso duro de roer pero al decirle que eras la pequeña que adopté acepto — sonreí y camine hasta el hombre para envolverlo en un abrazo — esto es considerado trampa pero cuento con tu discreción de que nadie lo sabrá — dice en broma, pero era cierto, el no podía ayudarme.
— Oh Darío, gracias, nunca tendré como pagarte tanto — digo al separarnos, el anciano solo asiente restándole importancia a todo lo que hacia por mi.
— La cita será mañana a las diez, debes ser puntual y trata de vestir algo bonito, eres hermosa pero ya sabes cómo son esas empresas — lo sospechaba, algo decente ya encontraría en la montaña de ropa que tenía en ese pequeño clóset — trata de no ser tan… tan ligera, que piense que te tomas todo muy en serio — quise reír porque había insinuado que nada me importaba.
— Bien, ahora iré al puesto de tacos — el hombre sonríe y tomando mi bolso salgo sin antes dejar un beso en su mejilla.
….
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Máximo
RomancePoder, ambición, arrogancia, una máquina de hacer dinero, con un atractivo indiscutible y sin una pizca de sentimientos, Maximo. Él, un témpano de hielo imposible de derribar. Ella, fuego puro, ardiente capaz de derretir hasta el mayor de los iceber...