Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltitos de gusto. Mi rabo parecía reguilete. Encima de eso me van a llevar con ello de paseo. Nos enfilamos en la carretera y de pronto paramos. Abrieron la puerta y yo baje feliz creyendo que haríamos nuestro "Día de Campo". No comprendo porque cerraron la puerta y se fueron. ¡Oigan, esperen! Se... se olvidaron de mi. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustias crecían al darme cuenta que, casi me desvanecía y ellos no se detenían. Me havían abandonado.
ESTÁS LEYENDO
La vida de un Perro
SachbücherLean esto y tomen conciencia. Los perritos, gatos y animales en general también sienten.