Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arroyo. Según yo estaba en un lugar llamado "Pasos de cebra", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeo con tal de centrarme. Ojalas me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastre hacia un poco de hierva a la vereda del camino.
ESTÁS LEYENDO
La vida de un Perro
No FicciónLean esto y tomen conciencia. Los perritos, gatos y animales en general también sienten.