-~One-shots bnha~-

Mirio/Tamaki

-- ¿Estás seguro? --

Esta era la quinta vez en tantos minutos que Tamaki había preguntado, con los labios fruncidos en una línea mareada mientras trataba de tragarse los nervios. Y al igual que todas las veces antes, Mirio asintió con entusiasmo, los ojos muy abiertos y ansiosos. Tan seguro. Eso hizo que Tamaki se sintiera un poco mejor.

No era como si Tamaki no hubiera pensado en eso. En realidad, él mismo había jugado un poco con él en su propia privacidad. Sin embargo, nunca lo mencioné, porque ¿qué pensaría Mirio? ¿Y si pensaba que convertía a Tamaki en un fenómeno? ¿Y si reaccionaba mal y Mirio lo dejaba? De manera realista, Tamaki sabía que eso no sucedería. Mirio siempre fue tan abierto y honesto acerca de las cosas pervertidas, y se conocían desde hacía tanto tiempo. Incluso si a Mirio no le gustó la idea, Tamaki dudaba que Mirio lo dejara así.

Sin embargo, eso no impidió que su mente se fijara en eso. Suficiente para dejar a Tamaki sintiéndose con náuseas y callado. Lo había estado guardando para sí mismo tanto tiempo y preocupándose por ello.

Sin embargo, Mirio no poseía ese nivel de vergüenza. Había pillado a su novio comiendo pulpo y lo soltó. Todo sonrisas y falsa inocencia, como si le estuviera preguntando a Tamaki algo tan simple como el clima, y ​​no si le gustaría follar a Mirio con tentáculos.

Al menos dejó de sonreír tan alegremente cuando Tamaki comenzó a ahogarse, dándole palmaditas en la espalda y disculpándose por tomarlo desprevenido.

El rostro de Tamaki no estaba tan rojo vibrante como lo había sido en ese momento, pero aún podía sentir la sangre descansando debajo de la piel. Si se sonrojaba locamente, Mirio tuvo la amabilidad de no mencionarlo y hacer que Tamaki se sintiera cohibido. Sin embargo, Mirio tenía práctica, años de conocer a Tamaki a nivel personal enseñándole a no mencionar la timidez o la ansiedad de Tamaki. No si no quería terminar las cosas temprano para tratar de tranquilizar al hombre nervioso.

Ambos estaban arrodillados desnudos en el centro de su cama, Mirio con las manos en las rodillas y las de Tamaki dobladas sobre su regazo, tratando de preservar algo de modestia. Comenzar solía ser la parte más difícil. No es que Tamaki no pudiera iniciar el sexo entre ellos. No, se estaba volviendo más y más seguro cuanto más tiempo estaban juntos. Sin embargo, cuando intentaban algo nuevo, las cosas cambiaban.

Todo era mucho más fácil y menos abrumador, cuando sabía qué hacer. Lo que le gustaba a Mirio. Cuando lo había hecho antes, podía estar seguro y abierto cuando se sentía cómodo. Cuando intentaban algo nuevo otra vez, eso era diferente. No sabía por dónde empezar, y sus ojos se apartaban, atraídos hacia su propio regazo.

Estaba muy emocionado de probarlo. Pero eso no le impidió sentir que estaba a tres segundos de vomitar.

-- Empecemos con algo pequeño -- ofreció Mirio, y los ojos de Tamaki se levantaron lentamente de debajo de su flequillo oscuro, ojos casi suplicando guía. -- Un dedo --

Mirio levantó una mano, levantando su dedo índice para enfatizar. Tamaki tragó saliva y asintió temblorosamente antes de levantar lentamente una mano. Obligándose a respirar profundamente, su dedo comenzó a moverse, estirándose y enroscándose mientras se ondulaba con un nuevo color. Con un rojo violáceo oscuro, las ventosas crecieron a lo largo de la base y el dedo se convirtió en un tentáculo grueso.

Mordiéndose el interior de sus mejillas, los ojos de Tamaki volvieron a mirar a Mirio, su rostro se calentó de nuevo ante la mirada de pura admiración en el rostro de su novio.

Tomando la mano de Tamaki, Mirio la acercó, chupando descaradamente el apéndice entre sus labios.

Tamaki soltó un chillido silencioso, con los ojos muy abiertos mientras veía a Mirio sacar la lengua sobre su labio inferior, prodigándole atención a las succiones y persuadiendo a Tamaki para que empujara más en su boca. Él también podía sentirlo, la caliente humedad de la lengua de Mirio y la succión de su boca. Lo sentí chupar el tentáculo y animar más.