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Después de nuestra conversación, te dirigiste con tus amigos. De seguro dijeron alguna babosada porque rieron como idiotas y tú los callaste.

Eva llegó en seguida. Fuiste con ella y le diste un beso en la frente. Luego la abrazaste y, aunque todavía te seguía queriendo, esa vez no me molesté.







Cartas de un amor no correspondido © - Extra LMQDonde viven las historias. Descúbrelo ahora