El sonido de unos tacones re sonaban por los pasillos oscuros de ese que fue alguna vez el castillo del Rey Stéfano, las miradas se posaban en aquella figura pequeña pero de mirada penetrante dueño de aquellos tacones intimidantes.
"Que hace aquí", " El robo a nuestro rey" , "el no debería ser bienvenido aquí" Eran algunos susurros que el hombre de ojos carmesí lograba oir, pero este ni se inmutaba por los comentarios llenos de desprecio y miedo, el no estaba alli para escucharlos, su deseo en ese lugar era oir la voz de su pequeño Centinela.
Sus pasos cesan al observar que a llegado a su destino una puerta de madera, aquella que se interpone entre la mentira y la verdad, entre el miedo y la maldita incredulidad que aquel ser omnipotente poseia.
Con esfuerzo abre aquella puerta pesada que rechinaba al realizar aquella accion
Y lo vio a el que ya no era el, su figura había cambiado ya no era el niño de cuerpo robusto y ojos de la aurora sonrió al recordar el brillo de aquellas auroras que lo miraban hace ya varios años en una pradera.
-Viejo viniste- Una voz carrasposo y devil lo saco de su mundo de ensueño e hizo volver a la triste realidad que se presentaba adelante de sus ojos
-estoy aquí mi pequeño niño- habló aquella hada que en sus labios se curvaron formaron una triste sonrisa al percibir ese apodo cariñoso de ya varios años
-No quería que sea presente de mis últimas horas, pero mi corazón esta feliz que se encuentre junto a mi, podré dormir en paz en los brazos de la dama de blanco - situó aquella figura decrepita de ojos cansados y apagados.
Los ojos de aquel ser se llenaron de negación e incredulidad se aferró a las manos arrugadas de aquel de ojos aurora.
-No te dejare extinguirte como la aurora cuando llega el gran astro- habló con voz firme la figura -No te lo permito... No... -macullo entre dientes
Pero aquel que fue joven y ahora que reposa en su lecho aquel que con tranquilidad predico.
-viejo no puedes parar el tiempo, sabias que algún día de algún año esto llegaria-
El hada eso lo sabía muy bien en alguna parte de su corazón lo sabía pero era difícil asimilarlo entonces se atrevió a volver a mirar aquellos ojos donde se vio reflejado en esas pupilas de aurora, preparado...
Con un hilo de voz casi un susurro aquel que fue su niño de cabellera plateada situo
-Gracias... Papá- sus pupilas se apagaron, sus párpados se cerraron cayendo en los brazos del maldito e inmundo de Morfeo para nunca volver abrirlos de nuevo.
Ya que el corazón de aquel que fue, es y será el pequeño niño de Lilia Vanrouge había dejado de latir.
Aquel ser lloro por primera vez, en sus milenios de vida dejó derramar de sus ojos, ese líquido salado maldiciendo a la dama de blanco por arrebatarle un pedazo de su vida.
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Morfeo :: Dios de los sueños.
Dama de blanco :: Mejor conocida como la parca o muerte.
Centinela :: Guardia o vigía militar emplazado en un puesto de observación.
Rey Stéfano :: Padre de la princesa Aurora (bella durmiente)
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- ̗̀♡͎۪۫ Short stories, Twisted Wonderland ❞
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