Cacería

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- ¡¡¡Temarii!!! – Gritó el Nara al cielo, había estado persiguiendo solo un señuelo de clon de sombras de Temari por la oscuridad del bosque debido al opaco día y la lluvia que poco a poco cesaba. Sin esperar más regresó a su casa esperando encontrarla. No se detendría hasta dar con ella y la arrastraría así fuera a la fuerza.

Temari estaba preparada para salir de su escondite llena de miedo, el bebé en sus brazos estaba silente observándola sin saber lo que sucedía, sin saber que su madre lo protegía de sufrir un gran dolor.

Sin embargo lo escucha llegar por la puerta del patio. En medio de su temor estaba congelada y se dio cuenta de que había perdido el tiempo que le había dado su señuelo y ahora él había regresado.

- Temari, sé que estás aquí. Aparece. No le haré daño – dijo Shikamaru con voz tranquila, pero ella no le creyó. – Entrégame a Shikadai y todo saldrá bien.

Temari lo escuchaba acercarse, así que se levantó en silencio hacia una nueva ubicación. Llevaba en esa casa nueva del clan Nara poco tiempo por lo que aún no había establecido todas las salidas de emergencia ni los escondites, así que hacía lo mejor que podía.

El cielo estaba oscuro producto de las nubes que poco a poco dejaban de llover y que no permitían evidenciar que en realidad aún era de día. Shikamaru salió del dormitorio que compartía con ella sabiendo que no estaba ahí y se dirigió a la oficina que tenía, aquel lugar sería un buen lugar para esconderse. Y no se equivocaba.

Temari escuchó el rechinar de la puerta, Shikamaru estaba cerca de forma amenazante. Ella estaba por la ventana escondida tras uno de los sillones que en días buenos usaba para leer, pero ahora era como tierra para el naufrago. Escuchó como afuera de la casa la lluvia disminuía su fuerza. Oía a Shikamaru acercarse sigilosamente y presentía su chacra cada vez más cerca.

- Ven, Tema, todo está bien. No tienes que esconderte. – Dijo suavemente buscándola, la sentía ahí, pero la confirmación le llegó cuando escuchó el pequeño lamento de su hijo y sonrió yendo hacia el lugar.

Ella intentó silenciarlo, pero Shikadai se removía inquieto, los pasos de Shikamaru eran lentos pero seguros. Él prendió una de las lámparas cerca del escritorio para ir hacia aquel sillón, en cuanto miró detrás, se sorprendió al ver que estaba vació.

- ¿Que? - Y entonces mirando tras él notó que Temari corría fuera de la oficina, maldijo y corrió tras ella para atraparla.

Temari a duras penas podía creer que haya logrado librarse tan fácil, si él quisiera ya la habría atrapado y nada bueno saldría de ello. Fue entonces a la cocina. Tenía la firme intensión de esconderse de Shikamaru, pero en pleno éxtasis hizo que se cayeran un par de ollas.

Cerca de ahí, Shikamaru escuchó el ruido y supo donde ir, ella estaría acorralada.

- Dejémonos ya de tanta estupidez Temari. ¡Ven acá y entrégame a Shikadai!

Él entró en la cocina y supo que Temari estaba al lado de la nevera y sin más lugares donde esconderse y sin posibilidades de huir.

- No permitiré que le hagas daño a mi hijo. – habló por fin con voz temblorosa.

- No le haré daño Temari. No tiene sentido que huyas, ambos sabemos cómo terminará esto.

Desesperada, Temari alargó la mano y tomó lo primero que encontró, un cucharon de sopa.

- ¡No pienses siquiera en acercarte a nosotros o no respondo!

- ¿Es en serio? ¿Me estás apuntando con un cucharón? - dijo levantando las manos acercándose poco a poco.

Sin DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora