Perforación

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Temari sentía que se agitaba más a medida que se acercaban a la tienda. Se detuvo, pero Shikamaru volteó a verla dándole confianza.

- Todo está bien – acarició la cabeza de Shikadai y la besó rápidamente.

- No me gusta este lugar.

- Es el mismo por el que atravesé yo, e Ino, y Choji, y Chocho. También Ino dijo que traerá aquí a su bebé cuando nazca.

- ¿Y si esperamos a su bebé y los traemos juntas?

- ¿Si no puedes ahora, que te hace creer que podrás luego?

- No sé, debe ser un anciano, ya habrá perdido práctica y lo puede lastimar.

- Nadie lo va a lastimar, primero deben atravesar sobre mí.

- D... de acuerdo.

Ambos saludaron cortésmente al señor Ryuki, a Temari la tranquilizó ligeramente saber que el hombre no era tan anciano; era en realidad solo un poco mayor que Shikaku.

- Bien Shikamaru san, puede poner al bebé en la cuna. – Dijo Ryuki preparándose, Shikamaru extendió sus brazos a Temari y ella lo entregó aún algo temerosa viendo que Ryuki manipulaba instrumentos plateados y botellas.

Shikamaru sostuvo a Shikadai que al parecer estaba despierto y mirándolo fijamente, su padre le sonrió para dejarlo acostado, pero cuando lo soltó, Shikadai empezó a llorar.

- No, no... no llores, peque.- Le dijo cargándolo de nuevo y él se calmó, pero cuando lo soltó otra vez volvió a llorar.

- Si desea señor Nara, puede cargarlo mientras tanto – él lo miró extrañado.

- ¿Seguro?

- Si, si, suele pasar cuando no son tan pequeños y pueden moverse, así que lo puedes sujetar.

Shikamaru entonces tomó asiento con Shikadai en brazos, inocente a lo que sucedería. Pero en cuanto el hombre se le acercaba, en medio de su curiosidad miraba a todas partes.

- Oye, quédate quieto pequeño, para que quede bien. – Le dijo a Shikadai para después hablarle a Shikamaru - ¿Tiene listas las argollas?

- Si, aquí están – sacó una caja que contenía las argollas guardadas pulcramente.

Temari que hasta ese entonces había decidido no mirar y detallar la joyería en exhibición no pudo evitar girarse.

- ¿Argollas? – preguntó.

- Si, estas. – mostró Shikamaru.

- No, no quiero que sean argollas.

- ¿Que? Pero está en la etapa inicial – explicó.

- Por eso, una argolla se puede enredar. No las quiero, quiero que tenga topitos así como tú.

- Tema, deben ser estos. –señaló las argollas

- He dicho que no. Se va a arrancar las orejas si se enreda, son muy inseguras. – dijo tomando las argollas para si misma alejándolas de ese par.

Shikamaru resoplo, tenía una mujer muy problemática.

- Bien. – Dijo resignado, puso a Shikadai en sus piernas de forma segura y procedió a quitarse sus propios aretes y se los entregó a Ryuki que inmediatamente fue a limpiarlos con alcohol y desinfectante, mientras lo hacía, Shikamaru le habló – Deme otros a mi entonces.

Sin DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora