Capitulo 4.

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Esperó, esperó, esperó, esperó y podría seguir, pero perdía la cuenta y la paciencia también, pero yendo al punto, Nunca en el día recibió correo o por lo menos una llamada; le miro pasar de aquí para allá acomodándose el saco, gritando o haciendo cualquier cosa mientras corría hasta el ascensor acompañado de Hana.

Segundos, minutos, horas, todo empezaba aturdirle, eran las 7 de la noche y el aún no se había ido a su casa porque como buen trabajador debía esperar a que su "Agradable" Jefe se dignara a salir de su oficina.

-Oh Dios mío, ¿Aun sigues aquí? -. La joven se acercó hasta su mesa y repartió en ella los papeles que llevaba-

Preguntas que solo hace Hana, ¿aun sigues aquí? No, era su alma, pero no iba a ser irrespetuoso, claro que no.

-Sí, aún sigo aquí. ¿Quieres que te ayude? -. Pregunto, viéndole por lo bajito mientras ella se halaba los cabellos. Signo de estrés-

-Por favor-. Tomo hojas de aquella montaña de papeles y los organizo a un lado-

- ¿Cómo los organizo? -. Miro por encima los papeles algo aterrado. Era mucho para ella-

-Por fecha-. Volvió a tomar algunas hojas, pero esta vez las metió en una carpeta-

Bueno, él estaba tranquilo. Estaba, porque cuando vio salir a su jefe los pelos se le pusieron de punta, su mirada clavada en él le dio una descarga eléctrica.

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Aunque el día no amenazaba con llover, llevo el paraguas acomodándolo perfectamente en su maletín. Esta vez vestía con unos pantalones negros sin ajuste para preferencia de su jefe, camisa negra y un bonito cinturón que adornaba su bonita cadera; termino de tomar su desayuno y se adiestro para su caminata de ida al trabajo, fueron aproximadamente 30 minutos así que estaba justo y puntual en su día de trabajo.

No sabía si podía exactamente llamarle trabajo a eso, no cuando se la pasaba mirando a la nada mientras estaba en su no tan cómoda silla, aunque lo que más le aturdía era saber cómo carajos se haría amigo de aquel monstruo que aterrorizaba a todos cuando gritaba "Por favor cambien esa música"

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Entonces su cabeza hizo Boom, podría hacer que cambien la música y tal vez así por fin su jefe se daba cuenta que existía, solo "tal vez"; tenía el trasero entumecido así que se estiro un poco antes de ir a su plan. Bajo por el ascensor y fue hasta donde la recepcionista y pregunto el lugar en el que podía cambiar la música.

- ¿Quieres cambiar la música? - Lo miro con los ojos grandes, algo asombrada-

-Bueno, al jefe le molesta- Levanto esta vez sus hombros, mostrando como si no fuera la gran cosa-

-Tendrás que comprar discos, el escucha Kpop y Pop-

Bien, tenía el dato que era lo importante. Escogió entre 4 o 5 Discos esperando que le gustaran a su jefe. Volvió al edificio robándose las miradas mientras caminaba hasta la cabina de sonido donde cambio el polvoriento disco por uno nuevo.

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Su jefe estaba fuera del edificio así que por el momento los únicos que disfrutaban de aquella función eran los empleados y tal vez el también pero no tanto, prefería la música clásica.

Si le preguntasen en que trabajaba el literalmente podía decir que le pagaban por hacer nada, literalmente era hacer nada, nada que le permitiera pararse de su asiento a ayudar a Hana cuando venía con muchos papeles o si necesitaba una botella de agua, estaba de acuerdo que ese trabajo era el que necesitaban todos. Justo cuando empezaba a perder la paciencia, apareció, acompañado de Hana, corriendo hasta su oficina sin siquiera escuchar la música ¿En qué mundo andaba?

El mundo de Jeon Jungkook, mundo al que a veces ni siquiera él lograba adaptarse, mundo en el que llevaba la vida más agitada, eran por lo menos 10 reuniones al día; Todo involucraba estrés, firmar, charlar, organizar, planear, escribir y muchas más palabras terminadas en "ar" o "ir".

Chico Nuevo.

-Tráeme un vaso de Chocolate.

-Con gusto señor.

Que tanto le costaba solo mandar ese mensaje al día, ese mensaje podía evitarle tener sedentarismo o una mala circulación de la sangre; El problema no era traerle llevarle el chocolate, el verdadero problema era recordar en donde estaba la cafetería, se estaba desesperando y mucho, pero para su suerte logro captar el fuerte olor del café que venía de algún lugar en específico, cruzo a la izquierda y luego a la derecha, encontrando la dichosa cafetería.

-Podría darme un vaso de chocolate, por favor- Se acercó al mostrador, encontrándose con una chica amargada-

- ¿Es para el jefe? - Sus ojos fueron de aquí para allá esperando la respuesta del chico-

-Bien- Tomo un vaso de plástico y esparció en ello un chocolate frió-

- ¿Frió? - Pregunto con demasía, levantando sus cejas en el acto-

-Él solo toma chocolate frió cariño, deberías saberlo- Le estiro el vaso, recibiendo el dinero a la misma vez-

-No lo sabía, pero ya lo sé, Gracias-

Hizo su camino de vuelta hacia la oficina de su señor jefe, creyó que no se había demorado mucho pero ese "creer" se le desvaneció cuando vio a Hana moviendo su pie con impaciencia, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-No encontraba la cafetería, lo siento mucho-Hizo una mueca-

-Está bien, solo busca una buena excusa, iré a recoger unas cosas en la recepción- Le golpeo el hombro despreocupando un poco al chico- Por favor esparce antibacterial antes de pasarle el vaso-Grito, estando ya en el ascensor-

A veces las cosas pasan porque sí.

Inclino su cabeza para buscar entre el bolsillo de sus Jeans, el famoso antibacterial, siguiendo su camino hasta la oficina.

Miren por donde caminan por favor.

- ¿Alguien ha visto a él chic...

Oh no.

De alguna manera, había sucedido, ni Jungkook ni mucho menos Taehyung iban mirando por donde caminaban, así fue como el sabroso chocolate termino en el caro y lujoso abrigo de su jefe, mismo que le picaron los ojos y termino corriendo hacia su oficina y Taehyung justo detrás suyo.

-Eres un inútil-.

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Él era frágil como una rosa

Él era una bestia, esclavo de sus impulsos

Esa era su historia, después de aquel incidente su jefe no le dejaba si quiera poner un pie cerca de él, habían pasado unas cuantas horas desde aquel suceso y por algún motivo creyó que el día terminaría con ver la sonrisa de aquel monstruo, pero todo fue, al contrario.

Se disculpó las veces necesarias, llevando también a la tintorería el abrigo y al final el termino perdiendo. El destino lo odiaba.

-I want it, I got it, I want it, I got it- Tarareo Jungkook volviendo a su oficina- Espera. ¿Quién cambio la música? - Cuando por fin se dio cuenta del tipo de música que había, se detuvo-

-Fue Taehyung señor- Señalo al chico que le miraba estupefacto en su lugar-

Jungkook miro a Taehyung, encontrándolo asustado.

-Por fin haces algo bien-

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