ᴅᴏs

565 77 3
                                    

Como el domingo Eric estuvo casi todo el día dormido, solo despertándose para comer e ir al baño dificultosamente, Juyeon pidió tres días libres en su trabajo para quedarse cuidándolo apropiadamente, ya que ninguno de sus amigos podía hacerlo y los padres de ambos estaban demasiado lejos.
El lunes por la mañana la inflamación había bajado bastante, sin embargo, la fiebre continuaba igual, el pequeño rubio no tenía ganas de nada, ni siquiera de levantarse, lo que implicaba que Juyeon tampoco se levantaría, ya que lo tenía apresado de brazos y piernas en la cama.

El mayor, que usualmente rehuía al contacto cuando ya habían pasado mucho tiempo en la misma posición, estaba felizmente abrazándolo a su pecho mientras veían caricaturas en el televisor del cuarto. Besaba de vez en cuando su frente para “comprobar la temperatura” y pasaba las manos por su cabello para que no se sintiera muy sofocado por el sudor.

Era toda una escena hogareña en la mente de Eric, sin embargo, era inevitable notar que el mayor se veía algo ansioso en ocasiones y la razón la descubrió dos días después, cuando el pelinegro no paraba de mencionar, emocionado, que al día siguiente regresaría a trabajar en su investigación sobre quién-sabe-qué-cosa a la que el menor no prestó atención.

Claro que temía dejarlo solo, aunque el rubio se había recuperado bastante luego de tomar la medicina que le habían recetado -siempre haciendo gestos por esto- y descansando mucho su voz.

Más importante, ¡se estaba recuperando por los besitos de Yeonnie!

Pero volviendo al tema, Eric pudo darse cuenta de algo que no había notado antes en su novio y es que tendía a hacerlo todo muy milimétricamente calculado, siempre a una hora determinada y cada día sin falta.

Juyeon seguía una rutina.

Y Eric no entiende como luego de un año de noviazgo es que vino a enterarse de aquello.

¿Tan despistado era? Por favor, no lo dejen tener hijos, él necesita más cuidados que uno.

Descubrió que Juyeon llevaba una agenda también, algo llamado Bullet Journal, por más que Eric entendía inglés, no comprendió el significado de aquello hasta que Chanhee se lo explicó, ya que el chico también llevaba uno:

—Es simplemente una agenda personalizada, uno mismo la decora como prefiere y la puede llenar con objetivos, metas, sueños y distintas cosas, también sirve de agenda diaria, el límite lo pone cada uno.

El miércoles en la noche, antes de irse a la cama, miró con curiosidad como el mayor tomaba un cuadernito de cuero café y lo abría en una página para empezar a anotar cosas con bolígrafos de dinstintos colores.

Como él no podía quedarse con la duda, preguntó a su novio, resultando en más preguntas que, como ya sabemos, Chanhee respondió por él al día siguiente.

Pero entonces, ¿cuál es el punto en poner tanto hincapié a ello? Muy simple; Eric no creía que alguien pudiera ser tan organizado en su vida.

Si bien conocía a Juyeon y tenía conciencia de las cosas que el mayor solía llevar a cabo como una religión, dígase tomarse siempre una taza de chocolate caliente al llegar del trabajo, mirar al menos dos horas de televisión antes de dormir y hacer el amor con él -no sabía si debía contar, pero igual lo agregó a su lista mental-, no veía como además de esas cosas alguien pudiera controlar cada pequeño aspecto de su vida.

Ese mismo día empezó su investigación: desenmascarar el poder oculto en la agenda de Lee Juyeon.

Rutina Diaria₄❦ʲᵘʳⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora