2

41 7 1
                                    

Los días habían pasado, Kai les había contado la situación y entre los tres habían planeado algo para que siguiera hablando con Yuto sin que Elías se diera cuenta.

– Entonces podemos ir en los recesos al patio de atrás, ahí nadie va y tu novio no nos verá – Explicó Nahira con una amplía sonrisa, viendo como Kai estaba mirando al suelo desanimado.

– ¿Kai, qué pasa? – Le preguntó el alfa tocando el hombro de su amigo

– Nada, es sólo que... No entiendo, no quiero tener que estar ocultando a mis amigos sólo por eso

– Tranquilo, niñito, tal vez luego encuentres la oportunidad para hablar bien con él y explicarle

El omega los miro con una pequeña sonrisa, un poco más animado, hasta que tocaron la campana que daba por terminado el receso, se acomodaron en sus lugares y así pasaron las clases, pasándose notitas con temas variados, de vez en cuando. Ese día Kai había tenido la suerte de que su novio no lo había alcanzado en la salida y pudo irse con libertad junto con sus amigos.

Al día siguiente habían decidido que ese iba a ser el primer día para ejecutar su plan, cada uno se iba a ir en diferentes tiempos, para que nadie sospechará de eso, pues sabían que tal vez los amigos de Elías ya sabrían sobre lo que había dicho.

– Vamos, niñito, tú y yo nos iremos primero– Nahira tomó su mano para que avanzará

– Está bien, no te tardes mucho, Yuto– Agitó su mano en forma de despedida viendo a su amigo asentir, chocando con alguien en la entrada del salón

– Hola, cariño– Escuchó la voz de Elías y maldijo por no haberse ido antes

¿Y si me escuchó hablar con Yuto?, Ya no quiero más problemas...

– Hola, Elí– Sonrió besando la mejilla de su novio, sintiendo como Nahira soltaba su mano

– ¿A dónde ibas? ¿Quieres qué te acompañe?– Preguntó mirando de reojo a Yuto

– No es necesario, sólo iba a comprar algo para comer con Nahira, ¿Verdad?– Tomó la mano de su amiga, quién sólo veía con enojo a Elías

– Sip, corre, luego no vamos a alcanzar– Lo jaló un poco

– ¿Quieres ir con nosotros?– Agarró la manga de la camisa de su novio para arrastrarlo junto con ellos fuera del salón

– No, estoy bien, mis amigos me están esperando para ir a jugar– Se soltó del agarre con una sonrisa, para luego despedirse del omega e irse corriendo

– Al fin se va– Suspiró Nahira, sólo recibiendo un codazo de parte de su pequeño amigo

Caminaron hasta el lugar acordado, un rato después Yuto llego a su lado, y ahí se sentaron a comer juntos y hablar algunas cosas de interés de los tres.

Ese día su plan había funcionado, esperaban a qué si fueran los demás días hasta que a Elías se le pasará ese odio y dejara a Kai hablar libremente con su amigo.
Los siguientes 3 días repitieron lo mismo, Kai se iba junto a Nahira a ese lugar o había veces en los que Kai iba sólo y sus amigos iban juntos, realmente deseaban que todo siguiera así.

– ¡Kai, estamos aquí!– Los dos llegaron directo a abrazarlo

– Ay, me están aplastando, chicos– Se quejó haciendo que sus amigos lo soltarán

– Lo siento– Rieron y se sentaron en dónde siempre para empezar a comer

Siguieron comiendo, hablando y riendo de las ocurrencias de cada uno.

– ¡Kail!– Escucharon una voz y los tres se quedaron callados quedándose congelados, era Elías, Elías los había descubierto y estaba casi echando humo del enojo – ¿Qué haces aquí?

– Elías, yo te lo puedo explicar – Corrió hacía el sintiendo el miedo apoderándose de todos sus sentidos

– Te dije que te alejarás de él – Escupió con enojo abofeteando la mejilla del pequeño

– Elías... – Sus pequeños ojos empezaron a lagrimear, viendo al chico que amaba desde el suelo

– ¿Qué te pasa imbécil? – Yuto había saltado a golpear a Elías mientras Nahira ayudaba a Kai e intentaba consolarlo un poco

– ¡Ya! – Gritó entre llanto el castaño – Yuto, suéltalo, por favor – Intentó separarlos – Elías, ya, vámonos, lo siento mucho – Se arrodilló aún llorando

– Kai, levántate– Su amiga intento hacer que se pusiera de pie, viendo como los dos alfas se separaban golpeados

– Elías, lo siento, lo siento mucho– Se puso de pie yendo a abrazar a su novio

– Te dije que no lo hicieras – Elías lo tomó por los hombros – Es por tu bien, amor...

El omega sólo pudo asentir limpiando las lágrimas se sus mejillas, tomó la mano de su novio y comenzó a caminar fuera de ese lugar volteando sólo para ver a sus amigos con una mirada extraña. ¿Qué era eso? ¿Decepción? ¿Tristeza? ¿Lastima?; Hizo una mueca ante la duda.

– Hasta luego – Susurró esperando a que sus amigos lo hayan escuchado, y caminó viendo cómo sus amigos se quedaban parados viéndolo alejarse.

Durante lo que restaba del receso sólo estuvo con Elías ayudándolo a curar las heridas que se había causado por esa estúpida pelea. Y lo restante del día no pudo hablar con sus amigos, ni poner atención en clases por el arrepentimiento y culpa que sentía.
Cuando llegó a casa sólo pudo ir a su habitación, mirar su mejilla roja en el reflejo y llorar; llorar porque por su culpa habían golpeado a su amigo, porque él también se llevó un golpe sólo por querer pasarla bien con sus amigos, porque fue la primera vez que veía ese tipo de miradas que le daba alguien que siempre lo había mirado con cariño.

Todo había salido mal, todo lo que planeo, la amistad que había formado con ellos dos, su relación "estable", todo se había ido por la borda y tal vez nunca podría volver a recuperarlo por más que lo intentará.

𝑬𝑳 𝑱𝑼𝑬𝑮𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑺𝑻𝑰𝑵𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora