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Los días siguientes en la escuela, Kail se sintió solo y vacío, cada receso la pasaba con su novio y en las salidas él se encargaba de ir a esperarlo fuera de su salón para irse juntos; Con sus amigos la mayoría de veces sólo intercambiaban un saludo corto, y las otras pocas veces sólo hablaba con Nahira en un corto periodo de tiempo. Ya no tenía cara para ver a sus amigos, para hablarles y contarles lo que sentia, se sentía avergonzado de él y sólo quería estar en casa.

Yuto y Nahira en esos días intentaron acercarse a él para solucionar las cosas, decirle que ellos estaban ahí y no lo iban a dejar solo, para encontrar una solución a eso, pero el omega se negaba a hablar con ellos, con Yuto, y eso comenzaba a frustrarlos.

– ¿Qué más podemos hacer?, Él se la pasa evitandome.

– No digas eso, tal vez sólo es por lo que le dijo Elías, sabes que Kai le va a creer y va a hacer lo que le diga – Le dijo Nahira dándole palmadas en el hombro para consolarlo, sólo escuchó un suspiro de su amigo.

Kail, veía a Elías jugar con sus amigos con una pequeña sonrisa, se sentía tranquilo ese día, el clima era bueno y ese día no había tenido tantos pensamientos malos. Miraba como su alfa corría con el balón, hablaba con sus amigos y... Llegaba un grupo de chicas, muy bonitas a su parecer.

– Tal vez son amigas de ellos – Mencionó aún con una sonrisa, hasta que otro pensamiento cruzó por su mente e hizo una mueca de sorpresa – O sus admiradoras... ¡Wahh, mi novio es popular! – Soltó una pequeña risita ante eso

– ¿Qué tal? – Levanto la vista y estaba uno de los amigos de Elías a su lado, todos los demás junto con su novio, se habían acercado a las chicas.

– Hola – Movió su manita en forma de saludo.

– ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tus amigos? – Preguntó sentándose a su lado.

– Ah... Viene a ver a Elías – Sonrió.

– Eres su novio, ¿Cierto? – Miró al Omega asentir – Que afortunado es.

– No creo que lo sea tanto – Rió levemente.

– ¿Cómo no? Eres muy bonito y pareces muy simpático – Le dijo con una sonrisa revolviendo el cabello del menor, viendo como el contrario agachaba la mirada – Oh, perdón si te molesto.

– No, no, está bien – Negó sonriendo tímidamente – Sólo no estoy acostumbrado a esto – Escuchó al otro reír.

– Está bien... Ah, por cierto, que descortés de mi parte – Estiró su mano para que Kail la tomará – Mi nombre es Arthit, Arthit Ngam.

– Oh – Estrechó sus manos – Mucho gusto, yo soy Kail.

– El gusto es mío, Kail.

Ambos compartieron un par de palabras más, al final se dieron cuenta que tenían varias cosas en común; intercambiaron números para seguir en contacto y ambos se despidieron cuando sonó el timbre para entrar a clases. Al final no le importó si su novio no se había acercado más a él; o si aquel grupo de chicas, sin que él se diera cuenta, habló mal de él.

Entró a su salón feliz, tal vez ahora tendría otro amigo del que no tendría que alejarse.

Las clases siguieron con regularidad, a excepción de él, que paso a ser alguien que se veía brillante, a ser alguien que se veía "gris". Encontró algunos papelitos en su banca luego de que fuera junto al profesor a revisar su cuaderno de apuntes, miró hacía los lados viendo cómo Nahira apuntaba a una notita en específico, se sentó leyendo esta.

"Kail, necesitamos hablar, por favor deja de evitarnos :c"

Volteó hacia Nahira asintiendo con la cabeza. Luego de eso y de unas cuantas clases más, la jornada escolar terminó, guardó sus cosas esperando a que todos se fueran para evitar la estampida de alumnos en la puerta del aula. Escuchó como la puerta se cerraba con un portazo,  haciéndolo salir de sus pensamientos.

𝑬𝑳 𝑱𝑼𝑬𝑮𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑺𝑻𝑰𝑵𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora