Jennie Kim es considerada la chica más linda, tierna e inocente de la escuela, sin embargo, las apariencias engañan. Lalisa es reservada, seria y fría, sin embargo, su vida cambia cuando comienza a recibir extrañas notas de una supuesta acosadora, a...
La pálida llegó al colegio más alegre de lo habitual. Estaba descansado, relajada y feliz por los sucesos que se estaban dando con su misteriosa y tierna acosadora.
Le emocionaba todo eso. Esa emoción de todos los días recibir una nueva carta era lo que le ponía color e intriga a su vida.
Pero ese día fue diferente.
Ese día fue directamente a su casillero y lo revisó normalmente, pero no encontró nada. Ni arriba, ni abajo, ni entre sus libros. Aquello la dejó confundida. El día pasó normalmente, y revisó su casillero cada vez que pudo, pero nada.
Obviamente no esperaba que la chica estuviera centrada en élla 24/7, pues sabía que de seguro tenía una vida normal como cualquiera. Sin embargo... se sintió un poco decepcionada y, al mismo tiempo, preocupada. Su linda acosadora parecía tan emocionada como élla misma con aquellas notas, y le confundía que su insistencia hubiera acabado así de la nada. ¿Qué tal si había tenido algún problema?
Suspiró por milésima vez en el día. Ya todos se habían ido de la escuela. Lisa se quedó un rato practicando sus tiros de básquetbol y caminando por ahí, revisando su casillero cada tanto, pero siguió sin encontrar nada.
Terminó de sacar sus libros de aquella caja metálica en la que solían ser depositadas las notas durante el espacio escolar, la cerró y, al voltearse, se dió cuenta de que no estaba sola.
Una chica de mejillas regordetas y rojas, manos pequeñas y tiernas, pelo castaño y mirada avergonzada se mantenía estática, observándola fijamente, como si fuera el tesoro más preciado de todos. La había visto antes. Era la famosa Jennie Kim.
Bajó su mirada, notando que la joven sostenía una pequeña notita rosada entre sus temblorosos deditos.
-¿Es para mí?- Se animó a preguntar Lisa al ver que la contraria no parecía querer hablar.
-Ah... Sí- Murmuró con ternura, y Lisa sintió que casi se le sale el corazón por la boca ante aquella ternura.
Jennie le entregó suavemente la nota, rozando innecesaria pero placenteramente sus manos. Ésta fue recibida por la menor, quien la desdobló con sumo cuidado y la leyó.
"Hyung... Ésta soy yo. Espero que no se sienta decepcionada, pero ya no aguantaba.
Atte: Su acosadora"
Ella pálida sonrió al leer aquello y subió la vista y a la vez su mano, rozando sus largos dedos contra las apretables mejillas ajenas, las cuales se tornaron rojas al instante.
Separó la distancia entre ambas y, con ansias, unió sus labios con los de la mayor, moviéndolos a un compás paciente y suave, el cual no tardó en ser correspondidA.
Ambas cerraron los ojos para disfrutar más de las miles de sensaciones que causaban sus labios juntos.
Segundos después, Lisa se separó y ambas se sonrieron tímidamente.
-Definitivamente no estoy decepcionada- Respondió ante las notorias inseguridades de la contraria.
Entrelazaron los dedos de sus manos y, sin ningún tipo de incomodidad, salieron juntas del edificio, charlando sobre diversos temas, dejando que el destino siguiera haciendo lo que tenía que hacer: mantenerlos juntas por siempre, relatando una historia de amor con un comienzo inesperado, pero sin un final triste o determinado, dejándolas disfrutar de aquello.
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