aún no sabía si eran las drogas que me daban en el hospital o la adrenalina del momento, pero al ver su rostro en la pantalla todo dolor en mis piernas se disipó instantáneamente.
la foto la mostraba como un ser humano diferente del que había cruzado mi puerta el día anterior; su piel tenía más color, su rostro parecía menos ahuecado, las sombras debajo de sus ojos eran casi invisibles, su cabello oscuro peinado prolijamente caía en cascada por su espalda, sus ojos azules brillaban con esa aura desafiante y a la vez cálida, pero lo más importante de todo era que aún sonreía. y no dudaba por qué, en la foto estaba abrazando a roth.
el corazón me dio una punzada de preocupación al oír las voces de los locutores detrás de aquella foto, hablando con un tono monótono y profesional que yo jamás podría haber alcanzado al referirme a ella.
- y ahora con más noticias del momento- dijo la voz de una mujer - dos testigos del incidente de la taberna en la gran ciudad fueron asesinados al momento de su interrogación. se sospecha que el responsable detrás de dichas muertes es la ex-criminal y agente federal Heather Reese. los oficiales testigos del crimen creyeron haberla reconocido en la escena, además, toda comunicación con ella ha sido cortada y hasta el momento no ha sido posible encontrarla. al parecer, Heather volvió a sus antiguos días de escapar de las autoridades-
ojalá, pensé, pero sabía que no era cierto. sus palabras aún rebotaban inútilmente contra las paredes de mi cerebro: ahora voy a atacar.
no me imaginaba qué haría a continuación, y aunque me preocupaba por su bienestar más me preocupaba aún hasta dónde iba a llegar con su venganza y cuántos inocentes iban a quedar atrapados en ella.
no quería pensar de esa forma, pero al ver ese filo peligroso en los ojos de Heather la última vez que me visitó de veras empecé a cuestionarme cuánto daño pudo haber causado en ella la muerte de Roth, y si era reparable.
no sé cuándo comencé a comportarme como héroe pero cuando apreté el botón en mi cama para llamar a la enfermera no fue únicamente para salvarla a ella, si no para prevenir un desastre que probablemente acabaría con muchos inocentes.
quizá fue por su muerte, Roth, un chico decente con sueños y un futuro por delante y una hermana y amigos que lo apoyaban. no los borrachos y estafadores que usualmente me encargaban asesinar, y saber que por mi culpa un alma decente abandonó este mundo me hizo sentir por primera vez en mi trabajo arrepentimiento por lo que era.
-¿sucede algo james?- exclamó la enfermera al entrar.
apenas la vi pude notar sus mejillas enrojecidas y la mirada ensoñadora en los ojos.
ah, pensé algo irritado, es ella.
era joven, cuando estuve con ella no le pregunté su edad pero por su belleza se notaba que no podía superar los veinticinco años. llevaba el cabello oscuro recogido en un moño detrás de la cabeza y se paraba con sus brazos de piel color porcelana colgando incómodamente a cada lado de su cuerpo, como si no supiera qué hacer con ellos.
en toda mi experiencia había conocido dos tipos de mujeres: las que aceptan pasar un buen rato contigo y luego limpian el historial y las que con un par de besos se cuelgan de tus espaldas y no te sueltan nunca más. la enfermera, quien había aprendido se llamaba Sophie, era un estereotipo estrella del segundo grupo sin duda alguna.
desde el rato que habíamos pasado el día anterior cuando Heather se fue, no había parado de acosarme. me visitaba más veces de las necesarias con pretextos sin sentido como acomodarme la almohada detrás de la cabeza o cerrar las cortinas porque la luz de la tarde estaba "muy fuerte".
sin embargo nunca me quejé ya que no estaba en derecho de hacerlo, yo solito me había metido en ese lío sólo para ahogar mis penas.
- ¿sabes cuándo me darán de alta? - pregunté.
los ojos de Sophie brillaron como los de un animal herido -¿por qué? ¿estás apresurado por marcharte? -
me tragué un suspiro de frustración y asentí - tengo asuntos urgentes que arreglar-
la chica inclinó la cabeza hacia un lado más bruscamente de lo necesario haciendo que su moño se soltara y su cabello cayera en una ola sedosa.
-¿ah si?- dijo dando un paso hacia delante - ¿qué asuntos?-
era el intento de flirteo más evidente y barato de todos. comencé a impacientarme, no tenía tiempo para aquello.
- Sophie - dije, intentando de sonar lo más paciente posible -sólo dime cuándo van a darme de alta-
ella retrocedió ofendida y asintió levemente -ya puedes abandonar el hospital si eso es lo que deseas pero los médicos recomiendan que permanezcas aquí unos días más -
- bien - respondí -necesito marcharme-
- pero...-
- Sophie, por favor- insistí.
ella asintió poniendo cara de "solo de negocios" aunque se veía claramente que estaba desilusionada.
- de acuerdo, haré que el doctor firme tu permiso y te traeré la silla de ruedas-
miré a Sophie por unos largos segundos intentando procesar sus palabras.
-¿qué cosa?- exclamé sorprendido.
Sophie me miró al principio confundida y más tarde con lástima. odiaba que la gente me tuviera lástima, merecía muchas cosas pero de seguro que no merecía la pena de nadie.
-silla de ruedas- repitió más lentamente usando su voz de "malas noticias". -¿no pensaste que luego de herirte las dos piernas ibas a salir andando del hospital?-
no dije lo que estaba pensando para no sonar estúpido, pero sí, había creído exactamente eso.
-pensé que con una par de muletas por unos días era suficiente- admití.
Sophie negó ligeramente con la cabeza - tendrías que poder apoyarte en alguna de tus piernas para usarlas, y aunque l herida en tu pierna derecha es superficial es preferible no hecharle peso encima hasta que cicatrice-
No dije nada, estaba muy ocupado mirándome los puños y culpándome por ser tan vulnerable.
Sophie debió de haber notado algo de preocupación en mi rostro porque se apresuró a añadir -es sólo temporal- con una voz dulce.
pero no comprendía que eso era lo que me enfurecía más que nada. de todos los momentos en los que podría hallarme discapacitado elegía precisamente el momento en que más necesitaría mis piernas.
aunque técnicamente, es culpa de Heather.
cuando volví a levantar la mirada noté que Sophie aún estaba parada allí, mirándome.
-¿no vas a buscar al doctor?- exclamé.
Ella preció haber despertado de un sueño y asintiendo quedamente, desapareció por la puerta.
Minutos después volvió con un diagnóstico en mano, una silla de ruedas y unas pastillas.
- ten éstas - dijo -es para la inflamación de la herida superficial. si vas a bajarte de la silla para subir a un auto o algo por el estilo, evita los movimientos bruscos o podrás descoser los puntos de la herida de bala. -
dijo todo con una voz tan profesional que me costó relacionar aquella muchacha con la alucinada chica de unos minutos atrás.
me despedí de ella y abandoné el hospital con ambas sensaciones de triunfo e impaciencia.
ahora tenía que detenerla lo antes posible.
la silla de ruedas se sentía antinatural. mientras intentaba avanzar con el impulso de mis propios brazos en las ruedas sin trabarme en ninguna grieta profunda de la vereda, comencé a pensar qué debería hacer para evitar que Heather disemine el terror.
pero primero necesitaba información. a dónde había ido después del ataque en la estación de policía, cuál era su siguiente paso.
lo primero que me vino a la cabeza fue la otra persona con la que ella tenía una relación cercana: Dylan.
estuve parado (más bien sentado) en la vereda por varios minutos esperando a que un taxi me preste atención, y cuando finalmente lo hizo le canté la dirección del HOTEL EN el que me había alojado previamente al taxista con las esperanzas de que Dylan aún esté alojado allí.

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asesina fuera de serie 3 : autodestrucción
Actionse acabó su tiempo de huir. se acabó su tiempo de servir. es hora de atacar. Cegada por la sed de sangre, la ex agente federal Heather Reese hará lo que sea para cobrar su venganza por la muerte de su hermano. ¿Pero cuán lejos está dispuesta a lle...