PHI. C2

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Comenzaron caminando por el jardín del orfanato y continuaron así hasta llegar al camino del bosque. Una vez en el bosque buscaron sus linternas, Atsushi se tomó de la mano con Chuuya, Akutagawa por su parte iba al lado del joven albino y atrás del castaño quien caminaba frente a todos llevando el mapa en sus manos.

El bosque era como cualquier bosque común, era oscuro sobre todo a la altura de los niños, es decir, apenas y llegaba la luz a ellos, las gruesas ramas asemejaban manos o espectros haciendo dudar al pequeño de 8 años de abrir los ojos y soltar el agarre aferrado en Chuuya, el mayor de todos sentía como su brazo estaba siendo cortado en dos por las pequeñas manos del albino pero ¿Cómo alejarlo? Ese lugar era tétrico pero entonces ¿Cómo había llegado a la casa del señor? ¿Lo habría cargado? ¿A más altura perdía la noción del miedo? Sus dudas eran muchas y cada vez eran peores, entre más lo pensaba menos entendía cómo fue que Atsushi anduvo por ese lugar con un total desconocido solo por una canción que le cantó. Atsushi no era el tipo de niño que se iba con cualquiera, más bien, con nadie, era un chico solitario hasta que Akutagawa llego al orfanato, y lo arrastro a ellos, y solo porque eran compañeros de habitación, si no, probablemente Atsushi sería el marginado del orfanato, el que jamás habla, el que jamás dice nada, el que jamás llama la atención... Igual a una pintura en la pared

Akutagawa iba vigilando del menor, era completamente cierto que el chico albino era lo suficientemente tímido como para no acercarse a nadie, mucho menos hablar con extraños, era simplemente un peluche en la pared. Aun recordaba cuando lo conoció. La profesora de turno lo llevo a su nueva habitación, allí ella simplemente lo dejo explicándole los horarios. – Te levantas a las 5:00 a.m., desayunamos 5:15 a.m., 6:00 a.m. comienzan las clases hasta las 11:00 a.m. donde tendrás tu almuerzo y regresas a clases a las 12:00 p.m. a las 14:00 p.m. se sirve la comida, a las 14:30 regresas a clases complementarias y a las 18:00 p.m. se sirve la cena. Puedes elegir en que perder tu tiempo hasta las 21:00 horas cuando se apagan las luces. – Eso había sido todo. Aun se sentía confundido por los horarios. Realmente no vio al chico, ya eran las 19:00 cuando llego al orfanato, fue bañado y se le dio ropa. Así que pensó que en la habitación estaría su compañero pero estaba completamente solo.

Se sentó en la cama y cerro sus ojos, todo lo que podía pensar era en el fuego que destruyo su vida la noche pasada. Con ello se durmió, sus sueños se llenaron de recuerdos de su pérdida, su familia. Despertó alterado y pudo ver unos ojos amarillos a su lado, se asustó pero aquellos ojos solo le miraron más, era una sombra, aquella que se acercó para tallar su brazo, fue cuando vio los dientes en la sonrisa de la sombra, de alguna forma más que miedo le dio un ligero índice de esperanza. Cerro los ojos y fue cuando lo volvió a ver, el chico estaba poniéndose su pequeño short, las luces estaban encendidas - ¿Qué hora es? – pregunto el azabache mientras se sentaba en la cama

― Las 4;50 de la mañana

― Creí que... nos despertamos a las 5:00

― Si llegas temprano al comedor comerás más

El azabache rápidamente se levantó, fue a lavar su cara y cuando regreso el más bajo estaba listo, tomo su muñeca y lo llevo junto a él, era cierto, el comedor solo habían unos cuantos niños que apenas se servían, el albino ayudo al azabache y se fueron a sentar juntos. Para las 5:15 ya habían terminado de comer y el resto de niños habían llegado, estaban devorando todo y empujándose. El azabache respiro aliviado, pudo comer bien solo por despertar 10 minutos antes, giro a ver al albino para agradecerle pero esté ya no estaba, a cambio se topó con los dos chicos quienes estaban en el comedor con él – Eres el nuevo, ¿no es así? Soy Chuuya. Oye, ¿eres compañero de 505? – pregunto el pelinaranja

― ¿Qué es eso?

― El chico pálido que estaba contigo, lo llamamos 505 por que no sabemos su nombre

Halloween en Yokohama 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora