... que fuma.

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II. ... que fuma.

Sirius fuma. Es decir, mucho. Muchísimo. Y no sólo tabaco.

El afirma "Que no es un vicio, Lunático, sólo es para pasar el rato", pero Sirius siempre necesita tener las manos y la boca ocupados. Lo que sea que tenga entre manos, su varita, una pluma, un tenedor, un libro, una playera, lo que sea, Sirius juega, lo pasa entre sus dedos, lo hace girar, lo manosea, lo lanza y lo atrapa, cualquier cosa. "Me aburro, Lupin" decía siempre, ahora sólo bufa cuando lo mira. Sirius jura que sus labios son así de rojos por herencia "¿Qué puedo decir? Los Black son unos imbéciles pero sabían cómo hacer herederos, simple genética. E incesto". Pero Remus pasa mucho tiempo viendo a Sirius mordiéndose los labios hasta casi arrancarlos como para creer en algo genético.

Su madre detesta los cigarros y desprecia todavía más a los fumadores. Remus de verdad, de verdad, no quiere que su madre desprecie a Sirius.

—¿Por qué fumas? —le preguntó con genuina curiosidad.

Faltan cuatro días para las vacaciones de invierno, para que el Expreso de Hogwarts llegue a la estación de Hogsmeade y un montón de alumnos vuelvan a casa, incluyendo a Remus. Hace el tipo de frío que congela los dedos y no se calientan a menos que estés frente a la chimenea, pero Remus cree que estar en la Sala Común a las dos de la mañana tiene mucho que ver con estarse congelando. Sirius fuma, evidentemente, mientras Remus espera a que el sueño llegue.

—De verdad, Canuto —pidió con aburrimiento—, no me interesa volver a oír tu "para pasar el rato".

Sirius sonrió y le dio una calada al cigarrillo sin apartar su mirada de él.

Remus ha estado pensando durante todo el día si será posible pedirle a Sirius que lo acompañe a casa, si es que puede evitar que actúe de esa manera tan evidente. Su madre lo vería y en un parpadeo se daría cuenta que Sirius puede fumar más de una cajetilla de cigarros en menos de veinticuatro horas.

—Antes sólo lo hacía en casa. A mi madre le molestaba el humo y a mi padre el olor —dijo sin darle importancia—. Ya sabes. Sólo lo hacía para molestar, pero caí en mi propia trampa.

—¿Trampa? —repitió confundido. Sirius asintió y volvió a darle un par de caladas sin apartar la mirada.

—Estando en Grimmauld Place, sólo me concentraba en contar los cigarros que consumía para molestar. Después sólo podía concentrarme fumando, ahora me relaja. Me ayuda a pensar —contó con ojos estrechos. Remus sonrió y le devolvió la mirada estrecha.

—¿En qué tanto puedes estar pensando justo ahora? —chinchó divertido. Sirius relamió sus labios y jugueteó con su cigarro antes de responder.

—En todo lo que podría hacerte ahí sentado —soltó con facilidad.

Remus sabe que el calor en su rostro no se debe al fuego de la chimenea. Sirius ríe y aplasta el resto del cigarrillo contra el suelo antes de arrastrarse hasta llegar frente a él.

—Es completamente adorable y ridículo que te sonrojes por lo que digo, Lunático —rió, apoyando los brazos y la barbilla sobre las rodillas de Remus—. Hasta creería que eres una chica si no te hubiera recorrido con mis propias manos, ¿sabes?

Y sí, todavía es posible que Remus sienta más calor, en el rostro, en el cuello y en el pecho. Sirius ríe entre dientes y se vuelve a arrastrar hasta quedar sentado a su lado.

—¿Prácticas lo que dices frente al espejo o las estupideces te fluyen así de bien? —masculló con falsa molestia. Sirius volvió a reír y negó.

El tipo de chico © [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora