El tipo de chico...

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I. El tipo de chico...

Remus casi que está besando la puerta. Es decir, no literalmente, sólo tiene la mitad de su rostro aplastado contra la puerta, tiene los labios abiertos y mierda el aire no llega tan rápido a sus pulmones. La cosa es que Sirius está detrás suyo, sosteniendo sus caderas con firmeza mientras lo penetra como si no estuvieran en una maldita aula, como si Remus no estuviera a punto de besar la puerta por tantas sensaciones simultáneas.

El bastardo lo sabe, se ríe en su oreja y le besa la nuca mientras susurra oraciones que le suben dos tonos a Remus. Y ajá el contexto de la situación no tiene mucho que ver, Remus siempre ha sido un blanco fácil para los sonrojos involuntarios.

—¿Te gusta? ¿Justo aquí? Te ves tan sexy, podría tener un orgasmo ahora mismo, sólo viendo tu cara, Lunático.

Si, bueno, Remus lo tendría si seguía hablando de esa manera, arrastrando las palabras para que no salgan atropelladas o ligeramente agitadas. A Remus se le derriten las piernas con sólo sentir sus labios rozando su cuello. Está seguro de que, si Sirius no lo estuviera sujetando de las caderas, habría caído al suelo hace bastante tiempo, o muy poco, la verdad es que no tiene idea, Remus necesita correrse y es todo en lo que puede pensar.

Sirius encaja sus dedos sobre su hueso y se permite una salida lenta, lentísima, tortuosa y excitante; Remus suelta un montón de sílabas que intentan decir "por favor", todavía intenta descifrar qué está pidiendo por favor cuando Sirius le quita la voz, las ideas y toda la consciencia con una feroz estocada. De verdad puede ver estrellas, o un montón de puntitos brillantes que asemejan al cielo detrás de sus párpados cerrados. Y de nuevo Sirius está saliendo en una lenta tortura, después entra en una acertada y rápida estocada. Merlín y todos los magos.

Remus se las arregla para sostenerse con una mano y medio rostro contra la puerta porque necesita tocarse ya.

—Oh, te gusta, puedo ver cuánto te gusta, Remus —susurró Sirius, demasiado lejos de su cuello como para no sentir su aliento—. Eres un completo lunático.

Sí, le gusta, , puede verlo, , es un lunático, sí, a lo que sea, sí, sí, sí.

No sabe cómo se siente morir, pero imagina que debe sentirse así. Como volando. Tiene la mente tan nublada que ni siquiera puede contar los escalofríos que lo recorren con cada movimiento que Sirius hace, dentro y fuera, detrás y a un lado. Sólo siente. Siente una corriente eléctrica bajar desde su cuello, ahí donde Sirius muerde y habla obscenidades, hasta los de dedos de los pies; presiona la palma contra la puerta y más corrientes eléctricas viajan por todo su cuerpo mientras se toca con rapidez, todas las corrientes y escalofríos parecen terminar debajo de su ombligo, acumulándose, creciendo y amenazando con enloquecerlo.

Hasta que estalla.

Remus tiembla de pies a cabeza, lo único que tiene sentido es la respiración entrecortada de Sirius junto a su oreja y todo el calor en todas partes.

Minutos, horas o eternidades después, Sirius muerde y besa su cuello antes de salir de su cuerpo. Remus, que todavía no puede sostenerse con sus propias piernas, no entiende cómo carajo Sirius puede hasta subirle los pantalones.

—Tienes que dejar de hacer esto —consiguió decir.

—¿Qué? —preguntó Sirius, aflojando más su corbata mientras se subía al escritorio.

El profesor de Aritmancia se moriría si supiera todo lo que se hace en su aula mientras no está, porque Remus tiene la firme idea de que ellos no pueden ser los únicos que hacen estas cosas. Follar, sí.

El tipo de chico © [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora