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— Deja de perder el tiempo y entra a la ducha, más clientes llegan en media hora y no quiero que los hagas esperar. — Dijo mientras terminaba de colocar su pantalón.

— ¿Cuánto más durará esto? — Pregunté en medio del dolor, mi cuerpo estaba destrozado. — Dijo que pronto me dejaría libre.

— ¡Oh cariño! — Jae Wook tomo mi rostro cariñosamente. — Es hora de que abras los ojos. — Tomo mi cabello en la zona de la nuca jalando con fuerza. — Mira todo a tu alrededor, esta es tu vida ahora no importa lo que hagas no puedes cambiarla, te compre y eres mío, la única manera en podrás librarte de mí es muriendo, pero ya sabes que eso no es tan fácil. — Señaló las marcas en mis muñecas. — Ahora ve a cambiarte o tendré que hacerlo yo.

Soltándome bruscamente contra el piso Jae Wook camino hasta la salida asegurando bien la puerta. Lentamente me levanté del piso mi cuerpo dolía más con cada paso, sentí algo escurrir de entre mis piernas seguramente sangre, esta noche había sido más brusco de lo normal.

— ¡No puedo más!

Grité al encerrarme en el baño, en mi mano se encontraba la navaja que pude robar cuando estaba distraído empujándose en mi interior, tenía al menos veinte minutos antes de que pueda darse cuenta de que robe la navaja, rápidamente apretando los ojos y soportando el dolor deslice la hoja por mi antebrazo asegurándome de hacer un corte profundo, supe que lo había hecho bien cuando perdí un poco de movilidad en mi mano esforzándome un poco para sujetar la navaja hice lo mismo con mi otro brazo, sintiéndome débil por la pérdida de sangre me deje caer al piso logre apoyarme contra la pared.

Vi el piso teñirse rápidamente con mi sangre, mi cabeza dolía y mi boca se sentía seca, después de unos minutos sentí el frío recorrer mi cuerpo, mi respiración era como si hubiera corrido por horas.

— Pronto acabará, seré libre al fin. — Murmuré débilmente. — Daria mi alma para que paguen el daño que me han hecho, por verlos sufrir hasta que rueguen por su muerte, arruinaron mi vida, me ensuciaron. — Lágrimas se deslizaron por mi rostro hasta caer sobre mi pecho, no tiene sentido limpiarlas pronto ya no estaré aquí. Mis ojos se sentían pesados y poco a poco me perdí en la oscuridad, golpes en la puerta se escucharon, al fin debió darse cuenta del objeto faltante en su pantalón, no tenía que esconderme no había manera en que pudiera salvarme al menos no a tiempo.

— ¡Abre la maldita puerta Kwan! ¡Juro que romperé tus huesos! — Grito Jae Wook.

— Eso se ve doloroso. — Dijo una persona frente a mí. ¿Alucinaciones? Seguramente había dejado de ver con claridad hace mucho. — Tranquilo te ayudare. — Murmuró en voz baja sentí algo áspero y húmedo se deslizarse por la herida en mi brazo derecho para después continuar por el izquierdo.

— No quiero ayuda, quiero morir. — Dije llorando, no podía seguir más.

— Abre los ojos, deberías sentirte mejor. — El tono burlón en su voz era evidente. — Has dejado de sangrar. — Ante lo anterior dicho abrí los ojos, no podía creerlo, no había sangre mucho menos una marca, mi piel se veía ligeramente roja pero después de unos segundos regresó a su tonalidad original.

— ¡Que hiciste! — Me levanté del piso empujando al tipo lejos de mí.

— Te ayude. — Su mirada oscurecida me hizo tambalear.

— ¿Quién eres? — Pregunté con temor, sus ojos negros no dejaban de examinarme, dando un paso hacia delante el hombre colocó su mano sobre mi mejilla.

— Soy quien hará tus deseos realidad, tú ofreciste algo en lo que estoy muy interesado. — Con un chasquido de dedos la puerta del baño se abrió, Jae Wook quedó frente a frente con el otro sujeto.

— ¡Cómo demonios entraste aquí! ¡Nadie puede usar mi mercancía sin pagar!

— No necesito pagar por algo que siempre ha sido mío, él me pertenece.


Nos leemos pronto, l@s amo un montón.

Infernum ° KOOKGI°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora