Aviso a navegantes:
Ya viene en la descripción, pero por si acaso. Esto es porno puro y duro, con sentimientos, sin demasiado argumento de por medio y la definición misma de two-shot self-indulgent.
Disfrutad~.
***
Alcanzar la resolución de que los tres querían acostarse con Jiang WanYin fue, de alguna curiosa manera, algo natural. Instintivo. Quién sabe si lo descubrieron cuando Lan XiChen se envalentonó y les confesó sus sentimientos por el feroz maestro del Muelle del Loto aquel día tomando té en el Reino Impuro. Les dijo que lo quería tanto como a ellos, y lo aceptaron con asentimientos y de buen grado, pues no era un amor excluyente. Quizá ocurrió esa jornada en la que se lo encontraron en los Recesos de la Nube en digna representación de la secta Jiang para aquella Conferencia de Discusión en la que ninguno quería estar. También pudo ser cuando, una noche aleatoria en la Torre Koi, durante su cultivo triple una voz inidentificable le llamó entre súplicas. Esa voz pudo haber sido de Nie MingJue tanto como pudo haberlo sido de Jin GuangYao, porque a pesar de seco y ronco, se lo mentó en un tono suplicante, necesitado. Solo sabían que no era la de Lan XiChen, porque cuando gemía su codiciado nombre era a solas en el Hanshi. Al fin y al cabo, vivía envuelto en ese pudor que Nie MingJue consideraba encantador y Jin GuangYao frustrante. Porque tenía esa falsa inocencia que el cultivador jefe no lograba emular, que era verdadera solo en los asuntos del corazón, mas no en los de la lujuria.
En cualquier caso, pese a los constantes desacuerdos de la Venerable Triada, en algo eran unánimes: deseaban (e incluso adoraban) al líder de Yunmeng Jiang.
Para Jiang WanYin, sin embargo, llegar a la conclusión de que yacer con la Venerable Triada (al completo o por partes, lo mismo daba) parecía buena idea fue algo un poco más confuso. En un primer momento debieron de haberle influenciado el vino y los condimentos del vino —porque ahora, pasado un tiempo prudencial, no tenía la más mínima duda de que Jin GuangYao lo había edulcorado con algún afrodisíaco—. No lo lamentaba. Había algo tan incorrecto en todo aquello (ya no solo por ser un manga cortada, sino también por encontrarse cuatro cultivando en una misma habitación) que ya le parecía hasta bien. Adecuado incluso.
Al final, es curioso la cantidad de cosas que el ser humano puede llegar a normalizar, sobre todo cuando uno vive en un mundo en el que las espadas vuelan. Desde que Lan WangJi se casó con su hermano en los Túmulos Funerarios y comenzaron a sacar adelante su secta propia medio demoníaca medio no, la verdad es que creía que ya nada podría sorprenderle. Por supuesto, se equivocaba, porque Jiang Cheng tenía la terrible tendencia a equivocarse al dar por sentado las intenciones de quienes le rodeaban. Si consideraba esa ceremonia —que fue la boda más condenadamente rara a la que había asistido en toda su vida, pero valió la pena por ver al Pavo Real sentado al lado del cadáver de Wen Ning durante el banquete— como el pico de cosas estrambóticas experimentadas, tuvo que bajarla al segundo puesto en cuanto la Venerable Triada se le propuso. Los tres. Al completo y al mismo tiempo, algunos días después de la primera vez que cultivaron.
Y dijo que sí. Lo que todavía no alcanzaba a creerse era eso.
Dijo que sí.
Nadie podría haberle revelado que alguna vez viviría a caballo entre cuatro sectas distintas, pero allí estaba. Algunos días volaba a la Torre Koi, otros a los Recesos de la Nube, otros al Reino Impuro y los de más allá abriría las puertas de su propia secta para recibir en su seno a los tres líderes bajo algún falso pretexto oficial. No descuidaba sus deberes como maestro y señor del Muelle del Loto (ninguno lo hacía, era un punto tácito de su acuerdo) pero tenía un despacho privado en las sedes de las cuatro sectas prominentes. Todos lo tenían. El mismo Jiang WanYin preparó personalmente tres cómodas estancias contiguas a su propio estudio para que sus amantes pudiesen trabajar cuando le visitasen en el Muelle del Loto. Ese fue un arreglillo que improvisaron cuando, entre polvo y polvo, se encontraron con la necesidad de seguir leyendo informes de sus discípulos y haciendo inventarios. Solo los dioses sabían lo que habían visto esos despachos, porque no había quedado lugar de sus aposentos privados sin probar. Jin GuangYao en concreto tenía una curiosa fijación con que Nie MingJue se lo hiciese encima de una mesa, tan duro como solo ese titán podía ser.
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Naturally [Mo Dao Zu Shi two-shot]
FanficLos tres le deseaban, y él los deseaba a los tres. Siendo así, ¿qué tenía de extraño compartir su lecho con los miembros de la Venerable Triada? Donde Jiang Cheng se acuesta con Nie MingJue, Lan XiChen y Jin GuangYao en una extraña relación poliamor...