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Entraron en la gran casa de Cassian con un poco de esfuerzo, ya que Blaze a penas podía mantenerse de pie por toda la sangre que había perdido

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Entraron en la gran casa de Cassian con un poco de esfuerzo, ya que Blaze a penas podía mantenerse de pie por toda la sangre que había perdido.

Snow los seguía de cerca, sin dejar de mirar fijamente al pelinegro, estaba dispuesto a atacarlo si le hacía algo a Cassian.

-¿Puedes subir la escalera?-preguntó el rubio, mientras se adentraban en la casa, directo hacia las escaleras.

-Mierda, no.-respondió con un gemido de dolor, sintiéndose mucho más débil.

-Bueno.-susurró, empujándolo hacia el sillón de piel frente a la fogata.

El ojiverde soltó un pequeño grito debido al impacto, miró a Cassian con los ojos entrecerrados.

-Maldito francés.-susurró, contrayendo el rostro con dolor.

-Iré por mi maletín.-murmuró en respuesta.

No tardó más de un minuto en salir de la casa y volver hasta él, abrió el maletín sobre el suelo bajo la atenta mirada de Blaze y Snow.

-Quítate la ropa.-murmuró, tomando una botella de whiskey de su alacena.

Blaze asintió, comenzando a desabotonar lenta y dificultosamente la parte superior de su uniforme, manchando los botones con sangre.

-¿Con que te han herido?-preguntó Cassian curioso, mirando pensativo una pequeña caja de madera dentro de su maletín.

-Una espada.-respondió jadeante, abriendo su camisa.-Y estoy muy seguro de que también me dispararon en el mismo lugar.

Cassian miró rápidamente su torso desnudo, con el costado lleno de sangre

-¿Salió?-preguntó vertiendo una gran cantidad de whiskey sobre sus utensilios.

Limpiaría después, lo importante era que el inglés dejase de perder sangre.

-¿Quien salió?

-La bala, ¿salió por el otro lado o sigue dentro?

-¿Como demonios voy a saber eso?-preguntó brusco, presionando con fuerza su piel.

Cassian suspiró profundamente, aguantándose las ganas de darle un puñetazo en la nariz.

Está herido, no puedes golpear a un hombre herido Cassian. Se recordó a si mismo.

El rubio solo rodó los ojos, tendiéndole la botella.

El pelinegro no dudó más de dos segundos en arrebatársela de la mano para tomar unos largos tragos, mientras Cassian revisaba su herida.

No podía ver mucho, así que tomó un paño, lo humedeció con el líquido sobre la pequeña mesita y limpió el torso del inglés.

Blaze enterró con fuerza las uñas en el sillón, mientras golpeaba el piso con su bota y soltaba un pequeño grito de dolor, cerrando los ojos con fuerza.

Paintings 🎨 [bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora