El tren al fin estaba llegando a su destino, lo podía sentir, el ambiente era distinto a mi pueblo Cleitòn, podía observar por la ventana todo era más hermoso, justo como lo pintaban en antiguas novelas y como alguna vez lo relato mi padre, justo como en mis sueños, desde pequeño soñaba con visitar París, las historias de mi padre me eran fascinantes y pasaba horas imaginando como seria vivir en este lugar, París fue el sitio donde mi padre conoció a mi madre, donde se enamoraron y ocurrió su historia de amor, el sitio donde trabajaron para darme una buena vida pero tuvieron que abandonar por un hombre obsesionado con mi madre, justo como si de una novela se tratara. Mi madre murió a los pocos años de darme a luz fuera de París, y hace un par de meses mi padre decidió acompañarla, ahora ya que lo único que me ligaba a mi antiguo pueblo me había dejado decidí en cumplir las últimas palabras que me dijo antes de fallecer, cumpliría mis sueños, y uno de ellos y creo que el único era visitar París, había ahorrado lo suficiente para el viaje en tren y encontrar un sitio donde quedarme por un par de semanas mientras encontraba la inspiración para contar mi historia; Por mucho tiempo quise escribir la historia de amor mi padre pero esa parte de él no me correspondía contarla, aunque tenía el don de la palabra, de eso estuve seguro, fue la manera en la que obtuve el dinero para viajar, escribiendo cartas y entregándolas en mi pueblo, la educación era poca por no decir nula y solo un par de personas sabían escribir, yo era uno de ellos y logre sacarle provecho, me era inexplicable lo que sentía al plasmar los sentimientos de las personas a una hoja de papel para que sus seres amados la recibieran, y si me preguntan, claro que eran amados, solo una persona que hace latir rápidamente un corazón es capaz de recibir los sentimientos que provoca en un papel, las palabras pueden distorsionarse o ser olvidadas pero algo sobre papel siempre permanecerá vivo y en nuestra memoria, había pasado años escribiendo cartas para personas que ni siquiera conocía o podría llegar a conocer, ya era hora de que escribiera para mí quizás con una pequeña novela sobre las maravillas de Montmartre.
El tren se detiene en la estación y los nervios me invaden, siempre quise tener esta aventura y ya la estoy haciendo realidad, tomo mi maleta y mi máquina de escribir, nunca hubiera viajado sin llevarla conmigo.
Al bajar del tren la estación esta algo llena, un par de chicos no mayores de 14 años vendiendo periódicos, un par de ancianos pidiendo unas monedas para comer y varias personas esperando que sus familiares bajen del tren, comienzo a caminar por la estación para llegar por fin a la calle y comenzar a buscar un sitio donde quedarme para comenzar a escribir, un par de niños se acercan a mi ofreciéndome comprar dulces y el periódico del día pero me niego, la niña, menor que el chico y de cabellos rubios se tropieza y lanza al piso todos los periódicos que llevaba entre sus manos, el chico la apresura a recogerlos pero ella comienza a llorar.
−Levántalos rápido, si nos ve Padre nos golpeara− dice el chico tratando de ayudarla pero la niña solo sigue llorando en el suelo; Dejo un par de minutos mi maleta y la máquina de escribir sobre el suelo y me acerco a ayudarla, cuando comienzo a tomar los periódicos y a apilarlos para entregárselos, el chico sale corriendo y toma mi maleta huyendo de ahí, me levanto tratando de detenerlo pero se pierde entre las personas que hay en la estación, al voltear la chica de cabellos rubios tampoco se encuentran, suspiro resignado y tomo mi máquina de escribir antes de que algún otro bandido regrese y se la lleve también, me fijo mejor en la fecha de los periódicos y son de hace un par de semanas.
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The Last Show.
RomanceLa vida Bohemia en París es todo con lo que el joven Dimitri Prescott soñó algún vez, luego de que su padre muriera decide viajar con su vieja máquina de escribir al romántico pueblo de Monmartret, su sueño de convertirse en un escritor podría hacer...