Con el sol y su brillar.

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1.

Escuchó el timbre, debe tener mínimo media hora sonando.

Me cubro la cara con mi almohada  cuando siento los rayos de sol pasar por mi ventana, el timbre no deja de sonar y mi paciencia se acaba. 

—Arrg—gruño y me quito el edredón de encima y a ciegas busco mis lentes—¿donde rayos están?—suspiro y decido dejarlo estar e ir antes de que acaben con el timbre.

—¡Voy!—grito mientras salgo de mi cuarto—dije que voy—vuelvo a gritar viendo borrosa mi sala.

Me tropiezo con varias cosas pero consigo llegar a salvo a la puerta, no intento ver por la mirilla porque seria inútil.

Abro y suspiro al ver a mamá, a mi hermana y a mis dos sobrinos.

—¿Por qué no contestas?—reclama mi madre haciéndome aún lado y pasando a mi apartamento—ve como tienes este lugar—lo miro y no veo nada raro.

—Hola Sonia—sonrío—¿ustedes ven algo mal? yo no lo veo—Luigi y Lucia ríen.

Terminan de pasar y cierro la puerta.

—Hola hermanita—beso la mejilla de mi hermana y camino a la cocina por mi café, sino lo tomo ahora no podré soportar los regaños de mi mamá.

—Tía Lía ¿tienes galletas?—pregunta Luigi viniendo detrás de mi.

—Si, cariño—sonrío poniendo a hacer café y sacando las galletas de la alacena—toma Lui, comparte con Lucia.

Me apoyo en la encimera de la cocina esperando el café, veo entrar a mi hermana a la cocina y pasar al refrigerador.

—Lía...no quiero decirte nada pero estoy preocupada—hago una mueca de fastidio—los niños en la escuela preguntan mucho por ti y le hacen la vida imposible a la sustituta—sonrío, esos niños son de temer.—no he querido sofocarte porque sé que necesitas espacio pero no puedes pretender esconder más tiempo—suspira—afronta tus problemas y sal adelante, yo sé que es difícil para ti pero...

—Lo sé, te juro que lo sé pero es tan difícil—paso mis manos por mi cara—siento que eso me perseguirá siempre, que él no se dará por vencido—suspiro—creo que no entiende el daño que me hizo, el daño que me causaron todos y duele porque eran las personas más cercanas a mi—pestañeo varias veces para alejar las lagrimas.

—Entiéndelo, es hora de afrontar, de dejar ir, de superar. Hazle frente y dile que te deje en paz—suena la cafetera y me sirvo café en mi taza—deja de huir, de esconderte, es la hora de que aprendas a vivir, sin burlas ni señalamientos por haberte enamorado de alguien, hazlo ahora porque te arrepentirás después sino lo haces—Sonia sale dejándome sola en la cocina.

Tiene razón pero de decirlo a hacerlo hay un trecho muy difícil de cruzar, si tan solo no me siguiera afectando todo estaría bien pero no es así, me afecta más de lo que debería.

Nunca debí permitir que avanzara, yo le di pie para que se burlaran, no pensé solo me deje llevar por esas ganas inauditas de querer experimentar algo que con el tiempo llegaría solo, me precipite y perdí. 

Perdí a mis amigos, aunque de haber sido mis amigos no se hubiesen burlado y extendido por todos lados lo que sentía hacia a él, perdí las fuerzas y las ganas de seguir y es que estaba tan cegada que deje que todo avanzara mucho.

Termino mi café y salgo a la sala a darle la cara a mi madre, mi sofá antes inundado de papeles y libros ahora se encuentra perfectamente limpio con los cojines en su lugar.

—Mamá, no tenias porque hacerlo—digo mientras ella recoge una caja de pizza de la mesita de centro—de verdad mamá, déjalo así.—ella bufa y se voltea a mirarme.

Sin titulo, ni portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora