Solo aléjate (Parte I).

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3.

''Querido Even.

Todo lo que en mi hay, lo que mi corazón quiere y añora, todo eso eres tú. Discúlpame si esto no es de tu agrado pero pienso que es la única manera de expresarte cuanto me enloquece que me toques, haces que mis nervios tomen vida cuando me miras y como se desordena mi interior cuando me abrazas. Reitero mis disculpas por mi sentir  y por ser tan cobarde de no atreverme a decírtelo personalmente  pero eres todo lo que quiero, lo que necesito, eres todo en cuanto he imaginado.

Con cariño, Cam♥.''

Sonreí al dejar el pequeño sobre en mi escritorio y me levanté para ir por agua, nunca pensé que haría esto y aunque no estoy segura de si se la voy a dar o no, me sentí libre al poder expresar lo que sentía, al poder desahogarme.

Me decidí después de aquel beso, aquel beso que descontrolo mi ser.

Pasé por la sala y ahí estaban mi papá y mi hermana viendo una película de acción, el timbre sonó y comencé a avanzar rápido pero la voz de mi papá me detuvo.

—Tu estas de pie princesa—suspiré—abre tú.

Caminé hacia la puerta, acomodé mis lentes en el puente de mi nariz y abrí, era Paola. Sorprendida por esa inesperada visita la dejé pasar.

—Hola Pao—Camino con ella hasta mi habitación para tener privacidad—papá estaremos en mi habitación—escuche un esta bien mientras llegábamos a la puerta.

Abrí e hice que pasara.

—Entonces ¿a que viene tu visita?—pregunté sin rodeos.

—¿Tiene que haber una razón para venir a visitarte?—lo pensé un poco mientras ella se paseaba por mi habitación.

—Me refiero a que siempre avisas cuando vienes y esta vez no lo hiciste—dije levantándome alarmada al ver como pasó sus dedos cerca de aquel sobre—ven siéntate y así hablamos bien—la agarré de la mano y la atraje hasta la cama.

—Con Romina y Angélica estuvimos hablando de  hacer una fiesta por salir bien librados de esta primera etapa en nuestro ultimo año de bachillerato—sonrió ella entusiasmada—yo solo venia a decirte que es el sábado, en un día para ser más exactas—me levanté tratando de disimular mi preocupación porque haya puesto su atención en el sobre.

—Es genial, así nos relajamos un poco antes de empezar otra vez—me acerqué al escritorio y metí el sobre debajo de una pila de libros—voy a buscar unas galletas para seguir platicando—sin esperar respuesta salí de la habitación.

Llegué a la cocina y saque un tarro repleto de galletas de uno de mis escondites.

—Hija, si quieres le dices a Paola que se puede quedar a comer, de hecho deja esas galletas ahí y ve a buscarla—asiento y guardo las galletas.

De regreso en mi habitación, le digo a Paola lo de la cena y salimos juntas.

—No...yo—la veo mirar de un lado a otro nerviosa—le dije a mi mamá que no me tardaba y ya tengo que irme—su actitud me pareció muy sospechosa pero no le preste atención y la acompañé hasta la puerta—nos vemos el sábado Came—me dio un beso en la mejilla y salió casi corriendo.

Salgo del apartamento faltando cinco minutos para las siete, tengo que estar a las siete y media en la universidad para averiguar los tramites para la inscripción.

Desde que él apareció en mi vida otra vez no he hecho más que traer a mi memoria aquellos sucesos que acabaron conmigo en aquel entonces, es que era algo inevitable. Los dominós estaban en su sitio, ya solo faltaba darles el empujón.

Sin titulo, ni portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora