VIII

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Galletas


— ¿Qué es ese olor?

El día recién comenzaba y pareciera que la erizo de púas rosas solo necesitaba que el sol se asomará un poco sobre el cielo para iniciar con sus ruidosas y molestas actividades.

¿Es que no podía quedarse quieta por al menos unos minutos?

—Buenos días, Shadow. —Le saludo sin girarse a verlo, concentrada en lo que hacía— ¿Qué tal pasate la noche?

— ¿Qué es ese olor? —Repitió su pregunta, ignorando el amable saludo por parte de la fémina que solo lo dejo pasar.

—Hoy tengo club de lectura y suelo llevar algunos aperitivos. —Continuo mezclando— Preparo galletas.

— ¿Galletas? —Se acercó a la cocina para tomar una manzana que había en el frutero.

—No es por presumir, pero soy bastante buena. —Lo miro de reojo— ¿Quieres probarlas?

—No. —Con manzana en mano, salió de la cocina para después finalmente salir de la casa.

—Pff, tú te lo pierdes. —Bufó para continuar con lo que hacía.

Luego de unas horas, Amy tenía lista su canasta llena de galletas y dejó algunas guardadas para sus amigos. Sticks pasaría por ellas en un rato, se lo hubiese pedido a Tails pero desde que sospechaba que el sospechaba que ella escondía algo, prefería mantener la distancia por ahora. Ese zorro era tan listo como adorable, así que debía tener cuidado.

Aunque quizá Sticks tampoco era una buena opción, era demasiado conspirativa y tenía cierta facilidad para encontrar las cosas que estaban escondidas, y las que no. Pero Shadow no estaba en casa ya hasta después del atardecer, hora en la que ella ya estaría de regreso y podría controlar la situación.

Cerró su casa y se encamino hacia su club de lectura mientras tarareaba feliz.

Pasados una hora, un pequeño zorro se acercó a la casa de Amy con un solo objetivo en mente: "Descubrir que estaba sucediendo con ella y con quien."

Abrió la puerta y una vez seguro que no había nadie, se puso a fisgonear por todos los rincones; la sala, comedor, baño, cuarto de Amy, cuarto de visitas, alacena... nada.

—Estoy seguro que debe haber algo por aquí... —Se cruzó de brazos antes de sentarse en el sofá— Al menos una pista.

Pero no había nada fuera de lo normal, todo estaba como siempre.

— No lo imagine... —Sus mejillas se sonrojaron al recordar los sonidos extraños del otro lado de la puerta— ¿O sí?... ¡Claro que no! ¡Es ilógico!

Decidido a dejarlo pasar por ahora, se levantó para tomar las galletas que Sticks le pidió recogiera por ella ya que estaba ocupada buscando nuevos suministros de agua por si los invadían los hombres lagarto.

Busco de nuevo por toda la cocina pero no encontró nada.

Mientras tanto, en la cueva donde solía estar gran parte del día, Shadow comía la última de las cosas que cocino la erizo en la mañana.

—Hmn. 


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¿¡Pero qué!? •| Fictober 2020 |•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora