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"no puedo dormir" son las palabras que salen de la boca de un niño en el desayuno, sus dos padres lo miran incrédulos ante tal declaración

-de seguro te desvelas jugando videojuegos-dice la madre

-no es eso-afirma el niño-simplemente me cuesta dormir

El padre quien simplemente los observa dirige su taza de café a su boca y sigue leyendo el periódico, la madre por su parte sigue pensando que todo es culpa de los videojuegos o de las cosas que su hijo ve o lee. El niño por su parte injiere su desayuno con la mirada cansada con movimientos lentos y torpes.

-tienes que ir a la escuela-dice el padre al mirar el reloj

-ya casi termino

Durante los siguientes minutos el chico termino su desayuno, fue directo al baño, se cepillo y se dirigió a la puerta, él se dirigió a la parada del bus, a lo lejos se despidió de sus padres, quienes lo miraban con preocupación. El bus llego y él se subió en el, durante el camino, como de costumbre era todo un caos, los otros niños gritaban cantaban y se molestaban entre todos, el chico alcanzo a ver la mirada frustrada del conductor, "seguramente quisiera saltar por la ventana" fue lo que paso por la mente del chico al ver al chofer. Apoyo su cabeza en la ventana, tenía la mirada perdida, veía las casas pasar, no paso mucho tiempo hasta que se durmió.

Uno de sus compañeros lo despertó cuando el bus había llegado a la entrada de la escuela, él se levantó aturdido, agarró sus cosas y se bajó del bus acompañado de su compañero

-pareces un zombie-dijo el otro niño

-no dormir bien-afirmo el chico

-mi mamá dice que no hay que jugar videojuegos antes de dormir

-no lo hago-dijo el niño en seco

Las clases fueron aburridas, llego un momento en el que él se volvió a dormir, la maestra por su lado no se dio cuenta. La escuela era aburrida, pero ese día lo fue mucho más; llego la hora de salida, todos se fueron a casa.

El chico se pasó la tarde entera sin hacer nada, no tenía nada que hacer, y no quería hacer nada, llego la noche y con ello la hora de cenar, después de eso el chico tomo una ducha, se cepilló los dientes y se preparó para ir a la cama, no tenía sueño, pero no quería decir nada, a lo mejor se pasaría rápido esa molestia y se dormiría... que pensamiento más equivoco.

Las 10, las 11, elchico no conseguía dormirse, cada las horas se hacían eternas, se sentíacansado, pero no podía dormirse. Las 12, la 1 y las 2 de la madrugada, seguíasin poder 

Hay algo afueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora