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—¿Te lo dijo? —cuestiono su madre por décima vez mientras miraba a su hijo incrédula, quizás tuvo una perspectiva de Emilio equivocada, pues después de haber escuchado las palabras emocionadas provenientes de su hijo seguía sin creer que fuese así de... directo. —¿Por teléfono?

La confianza de Joaquín con Eli era gigante, le contaba sus mas profundos pensamientos y al instante en que colgó el teléfono con Emilio la noche anterior fue prácticamente corriendo a contarle la noticia. En toda su vida, el rizado le había dicho semejante expresión, ni siquiera un me importas o te quiero, fue un... te amo.

—¿No lo entiendes? —exclamo con las manos en sus mejillas coloradas mientras reprimía un gritito. —Emilio en toda su vida me había correspondido a un gesto hasta hace un par de semanas, me correspondió un beso por primera vez y no creo que sea una coincidencia que me diga te amo. ¡Esta enamorándose de mi!

Eli sonrió al ver a su hijo de aquella manera, tan encantado con el rizado dueño de su corazón, feliz porque finalmente sus sueños se estaban cumpliendo; quizás Emilio nunca se convertiría en una persona expresiva al cien, pero aquellas muestras de afecto que mencionaba claro que no eran cualquier cosa.

Emilio Osorio estaba cayendo ante Joaquín Bondoni.

—¿Podemos regresar ya? —expreso con un puchero. —Es muy aburrido estar aquí, quiero mucho a la abuela pero quiero estar con Emi ahora, hablar con él.

Eli ladeo la cabeza ante la actitud que tomaba Joaquín ante la situación.

—Puedes irte. —respondió. —Voy a llamar a Emilio yo misma y le preguntaré si esta bien que quedes a su cuidado. —espeto de brazos cruzados. —No quiero problemas, jovencito. Créeme que estoy siendo muy blanda con esta situación, pero confió en Emilio mucho mas que en ti si se trata de esto.

—¿Por qué dices esto? —oh, Joaquín era tan inocente.

—No puedo creer que no entiendas aún lo que significa que te deje hacer esto. —dramatizó Eli. —Y en otro caso tendría una conversación seria contigo pero... —suspiro. —Cuídate.

—¿Cuidarme de que? —expresó aún sin comprender.

Joaquín era un chico inteligente no cabía duda, pero su experiencia en la zona de protección era prácticamente nula. Sabía lo que era una relación sexual y nunca se le había cruzado por la cabeza aquello; lo que comenzó con una infantil obsesión hacia su vecino se convirtió en algo que las personas malinterpretaban demasiado, el mismo Emilio temía hacerle daño al menor en algún punto que se le insinuara de aquella manera, pero como dije, Joaquín aún era un inocente chico.

Eli tomó su teléfono y marcó el número del rizado en espera de que tomara la llamada.

¿Hola? —su voz al otro lado era un tanto cansada.

—Hola Emilio, soy Eli. Escucha, quería... —suspiro. —me da vergüenza incluso pedírtelo pero quería saber si estas de acuerdo con el hecho de que Joaquín regresé solo a casa, y que te pudieras hacer cargo de él tan solo un par de días, muere por verte y honestamente confió mas en ti.

Hubo un silencio de un par de segundos.

Eh si, claro, no hay problema. —expreso con su usual tono de voz. —¿Necesitas que yo vaya por él?

—Oh no, siento que ya te molesto demasiado con esto...

Para nada. —interrumpió. —Le pediré el auto a mi mamá y estaré por allá en un par de horas, ¿te parece?

—Muchas gracias, Emilio. Me salvas de un infierno con Joaquín rogándome que lo dejé ir. —bromeo.

Joaquín nunca sería una carga para mi, lo hago con gusto, Eli. —respondió seguido de una casi imperceptible risilla. —Muy bien, nos vemos luego. —y colgó.

—Dios mío, mamá. —expresó Joaquín después de un momento en silencio. —Tu no paras de avergonzarme. —dramatizó con las mejillas coloradas. —¿Si sabes lo incómodo que va a ser para mi verlo a la cara después de que dijeras eso?

Eli rodó los ojos y seguido soltó una risa mientras intentaba descifrar lo que sería la vida de Joaquín sin su Emilio, el entusiasmo que llegaba a su cuerpo cada vez que lo nombraban, ¿ya no sería igual? ¿Se hubiera enamorado de alguien mas con la misma intensidad que con ese chico rizado? ¿Estaría sufriendo por un amor no correspondido? Eran tantas preguntas y respuestas que francamente no quería ponerse a pensar, su hijo estaba mas que feliz en estos momentos y no iba a hacer nada para interrumpir su felicidad, después de todo este si era un amor en el que ambas partes sentían algo muy fuerte.

Emilio complementaba a Joaquín de una manera mágica, como si estuvieran destinados el uno para el otro.

[ *** ]

—Recuerda lo que te dije jovencito. —expresó Eli por milésima ocasión a Joaquín quien asentía con las mejillas coloradas mientras la miraba por la ventanilla del auto, el menor tomaba muy cómodamente la mano de Emilio que seguramente reía en su interior debido a lo antes dicho por la madre de Joaquín. —Llámame al menos por la noche diciéndome que te encuentras bien y no te separes de Emilio si van a salir, ¿de acuerdo?

—Mamá, no tengo siete años, estoy bien. —respondió el menor mientras intentaba ocultar su sonrojo de Emilio y fulminaba con la mirada a su madre. —Nos vemos. —expreso sin remedio mientras Emilio se despedía de ella con la mano al igual que Joaquín y se ponían camino a la ciudad.

El castaño miraba su mano entrelazada con la del rizado quien se encontraba muy atento a la carretera, pero que al parecer disfrutaba del contacto pues movía sus dedos dejando ligeras caricias en la mano del menor lo que provocaba mas dragones en su estómago que desde el instante en que lo vio, con aquella chaqueta negra y lentes oscuros, delante de su puerta.

—¿Estas seguro que no soy una molestia para ti y tu madre? —comenzó. —Se que tu y yo pasamos prácticamente todo el día juntos y también que tienes cosas que hacer, pero en verdad no quiero tener que molestarte aún mas. —habló Joaquín muy rápido dejando algo desconcertado a Emilio quien formo una línea en sus labios.

—Mi madre te adora, y no eres una molestia Joaquín, de verdad disfruto de tu compañía, se que no lo digo nunca pero... creo que tu me haces bien, en muchos aspectos, —le miró por un segundo y sonrió. Una sonrisa que nunca había presenciado en toda su vida, y que quizás lo enamoró mucho mas de lo que ya estaba (si eso era posible) hizo presencia en su perfecto rostro provocándole ganas de desmayarse. —eres esa buena influencia que necesitaré siempre, que me mantiene cuerdo y... feliz.

Lover Of Mine [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora