Capitulo 2

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Ban casi cae de la cama al despertar.

Su respiración se volvió agitada una vez abrió los ojos, y sintió su rostro húmedo al tocarse las mejillas. No supo distinguir bien si fueron las lágrimas o el sudor.
Volteó a ver hacia la ventana de su habitación y observó al sol en lo alto. La mañana debió de pasar rápido.

El joven tomó su celular y lo prendió con desesperación.

Era un 14 de agosto, pasadas de las doce.

Luego recordó el molesto cantar de una cigarra cerca de su ventana. Se concentró un poco en el sonido que esta emitía, pero se vio interrumpido por el Jericho pateando su puerta repentinamente.

Justo como en su sueño.

—¡Buenassssss! ¿Se puede?

A pesar de tener la pijama puesta, Ban se cubrió con las sábanas de su cama.

—¡Pero toca antes de entrar!

—Tsss, vale, se enojó.

Jericho pudo evitar reír ante la reacción del contrario y cerró la puerta.

—¡Te espero afuera de tu casa!—, grito Jericho otro lado de la habitación.

Ban suspiró aliviado cuando la pequeña abandonó el cuarto. Luego se percató de que su saludo fue exactamente igual al que habían tenido en su sueño.

Algo andaba mal.

Se cambió de ropa con rapidez y salió de su hogar, notando que al pisar la acera del exterior, una ola de calor lo abrazó al instante.
Ban se quejó del clima, otra vez, mientras que comenzaba a caminar junto a Jericho hacia la casa de su amigo.

El escenario le resultaba familiar, pero por alguna razón, él repetía las mismas cosas que sucedieron en su sueño de forma inevitable.

No era posible. Era demasiada coincidencia.

Caminaba encorvado dando pisadas lentas mientras se fumaba un cigarrillo.
Las calles estaban inundadas de gente y el bullicio era muy fuerte, como era habitual. De cierta forma, eso lo mantenía inquieto, pero supo disimularlo en frente de su amigo.

Luego, Jericho dijo lo que tenía que decir.

—¿Sabes? No me gusta mucho el verano...

Murmuró con fiereza sosteniendo un gato entre sus brazos.

A partir de ahí, Ban quiso intentar varias cosas.

—A mí tampoco...—, dijo en el mismo tono de voz dando una probada  a su cigarro de nuevo.

Ban expulsó el humo de sus labios con una mirada fulminante hacia el felino que lo observaba curioso. Sólo esperaba en el fondo que pudiera cambiar los sucesos que estaban pasando en ese día.

Quizás ese sueño haya sido una advertencia del día anterior.

Jericho arqueó una ceja:—, ¿En serio? ¿Y a ti por qué?

—Oh, por muchas razones

Volteó a verlo para sonreírle con amargura.

"No es cómo si hace poco te hubiera visto sin vida en la carretera, con tu sangre adornando mi ropa. Para nada. "

—Ya veo... —, Jericho transmitía un aura calmada, algo bastante inusual a su actitud hiperactiva—, A mí no me gusta porque no se te quita el calor con nada. Uno anda sudando y con olor a sobaco todo el día. 

Ban asintió con lentitud ante el comentario de la joven.

—Bueno, cambiando de tema... —, el Jericho alzó a su mascota hacia Ban con orgullo—, ¿Ya viste a mi gato? esta  bonito, fíjate, se llama Hawk.

El joven alto rio de nuevo ante el nombre del felino.

Pero antes de que pudiera contestar, el felino saltó de los brazos de Jericho lo cual alarmó gravemente a Ban.

La historia se estaba repitiendo.

La pequeña se sobresaltó un poco ante la acción del gato y aprovechó que la carretera estaba vacía para echarse a correr e iniciar su persecución.

—¡Jericho!

Ban  reaccionó de inmediato y tomó la mano de la contraria para detenerla.

—Jericho, déjalo irse.

—¡no, me lo compré ayer y-

—¡Escúchame, no lo sigas, no vale la pena!

La mirada de Ban parecía estar a punto de cristalizarse. El Jericho  notó el cansancio y la tristeza en sus ojos.

El cigarrillo de Ban se había caído de sus labios otra vez, al darse cuenta de eso, lo piso sin despegar su vista del contrario.

—Anoche tuve un sueño terrible... —, comenzó a narrar—, Donde ocurrió exactamente lo mismo que estamos viviendo hoy, ¿Y sabes qué? ¡Al perseguir a ese puto gato un camión te atropelló y yo lo vi todo!

Jericho la miró incrédula, luego bajó su vista a sus manos; Ban las había entrelazado. Le fue imposible evitar ruborizarse por eso.
Jericho bajó la cabeza avergonzada, y suspiró rendida.

—Bien.

—Mira, podemos adoptar otro...

—No  Hawk era especial. No quiero remplazarlo, así está bien. Déjame superar su partida.

Ban  resopló con inconformidad ante lo dicho por el Jericho. Pero al menos la había podido salvar, y eso era lo importante.

Tragedia en el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora