1| Sorpresivo

20 5 3
                                    

Estábamos todos compartiendo en un hotel muy lujoso el aniversario sesenta del hospital

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estábamos todos compartiendo en un hotel muy lujoso el aniversario sesenta del hospital. El señor Signoret estaba dando su discurso, felicitando y agradeciendo nuestro trabajo en equipo.

El salón de fiesta de este hotel es simplemente hermoso, contaba con espacios para que cada elemento de la decoración encaje perfectamente con las mesas, techos, luces, pisos y paredes. La comida se visualizaba desde que entrabas, por eso no aguante y me serví un bocadillo.

Hay una música suave de fondo. No aguantamos y todas las chicas fuimos al área campestres, al aire libre perfecta para la sesión de fotos que nos hicimos. Todo tenía un toque de elegancia y sofisticación.

Yo por otro lado estoy feliz, porque tengo el día de mañana libre y al fin podría dormir un día entero. Este trabajo no permite descanso, me la paso de aquí para allá de cirugía en cirugía y mejorando mi coordinación. No quiero que me despidan por patosa.

Hablando de eso acabo de tirar una bandeja de un camarero cuando me dirigía al baño, el pobre está bañado en champaña.

— ¡Lo siento mucho, no lo vi! —exclamé preocupada tratando de ayudarlo.

— No pasa nada, estoy bien — afirmó recogiendo la bandeja.

— ¿Qué puedo hacer para ayudarte?— cuestione angustiada, podrían despedirlo por este incidente. Las copas destrozadas estaban en el piso.

— Podrías darme tú número — respondió con una sonrisa coqueta.

Yo preocupada y él en modo "está es mi oportunidad de coqueteo". Le iba a responder con una grosería, pero lo que escuché me puso tensa automáticamente.

— ¿Por qué ella te tendría que dar su número? — preguntó Fournier mordaz.

No puede ser, me va a dar un paro cardíaco. Otra vez fue testigo de mi torpeza. Me volteo y él se pone delante del chico que ahora se ve asustado. Esa vestimenta formal lo hace ver intimidante.

— Por si me quieren descontar las copas de mi paga, señor — explicó intimidado.

— No lo harán, puedes retirarte y mandar al de limpieza a recoger esto — indicó con autoridad.

Su padre fue uno de los fundadores del hospital, por lo mismo ahora esa parte le pertenece o eso tengo entendido. De lo que estoy segura es que es muy conocido en esta ciudad por sus cirugías exitosas. Por supuesto que el chico lo conoce.

— Si señor — pronunció el camarero y huyó de la escena.

Espere a que me regañara también, mientras miraba al chico entrar a la cocina del lugar a lo lejos. Cuando eso no pasó lo mire ansiosa, él tiene su mirada clavada en mi.

No dice nada y eso me pone nerviosa, retiro la mirada un momento y vuelvo a mirarlo. Le doy un recorrido rápido a su cara endurecida, viendo sus cejas espesas, sus ojos verdes más oscuros de lo normal, impenetrables, inexpresivos, su nariz fina y sus labios grandes y carnosos. Su altura es notable aún a la distancia que nos encontramos. Es muy atractivo pero solo necesita hablar para que la magia acabe.

Una Unión ImpensadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora