TocToc

86 15 3
                                    

Durante mucho tiempo soporto las humillaciones a las que lo sometían en un completo silencio, pero hoy eso iba a cambiar. Jungkook, había ideado una forma de escapar de aquella pesadilla que lo atormentaba durante sus días escolares.
Y por otro lado estaba Jimin, su pareja. El rubio intentaba defender al pelinegro, pero siempre terminaba envuelto en una paliza de la cual jamás salía como ganador.

Jungkook apreciaba demasiado que Jimin tuviera dichos actos de valentía para defenderlo, pero ya era momento de que tomara cartas en el asunto y terminará el mismo con ese infierno.

Era una gris mañana de invierno, el frío te helaba los huesos y te hacía desear quedarte en la cama todo el día, y a pesar de que sonaba bastante tentadora dicha idea, Jungkook tenía mejores planes para ese día.
Ingresó por los pasillos unos minutos más tarde que el resto de alumnos, llegando atrasado a clases y esperando un posible regaño por parte de los directivos, pero hoy era un día tan especial que realmente no le preocupaban esas cosas.

Desvió completamente su camino, y en lugar de dirigirse a su salón, fue al del curso superior. En ese sitio se encontraban la gran mayoría de sus agresores.

La calma reinaba en el corazón y cuerpo del pelinegro, por primera vez luego de muchos años logró conseguir ir a aquel infierno sin sentir una pizca de miedo, por lo contrario, se sentía seguro y feliz.

Salón B-10, aquí era.

Llevó su mochila hacía el frente, abrió el bolsillo más grande y saco de allí a su querida amiga, aquella que lo acompañaría durante todo ese día escolar, una pistola 9mm.

- Toc toc, ¿Alguien anda por ahí? - hablo con una sonrisa mientras ingresaba con el arma apuntando hacía el frente.

Los alumnos y profesor, de inmediato soltaron gritos y comenzaron a amontonarse en pequeños grupos, intentando salvarse. A Jungkook le hervía la sangre de tan solo ver cómo ahora todos actuaban como cobardes.

Jackson era su primer objetivo.

Jeon se acercó con tranquilidad al joven, quien ahora temblaba y lloraba sabiendo que su vida dependía de un fino hilo que estaba a punto de cortarse.

- Que hermoso momento ¿Verdad? Tan solo miren sus rostros, muertos de miedo, temblando y llorando como estúpidos - Jungkook apunto directo a la frente de Jackson — Mírate, de rodillas ante mi. Suplicando que te deje vivir, rogando tal y como lo hacía yo cuando no dejabas de molestarme día tras día.

— Jungkook, por favor, las cosas pueden solucionarse de otra manera — Habló el profesor.

— ¿De otra manera? Por favor, recuerdo perfectamente cada vez que acudí a usted y a todos los inútiles de esta escuela en busca de ayuda, todos me dieron la espalda. No encuentro otra solución.

Lo siento Jungkook, te juro que no volveré a molestarte, por favor perdóname.

Las suplicas de Jackson eran inútiles, Jeon estaba decidido.
El primer disparo fue justo hacia su frente. El cuerpo cayó al suelo formando un gran charco de sangre.

Todos gritaban y lloraban, tenían terror.

Hye, segundo objetivo.

- Hye, que lastima tener que hacer esto, en verdad, pero no me dejaste opción. Tus constantes burlas hacía Jimin sobrepasaron todos mis límites, te metiste con lo único que amo en este mundo, y eso no se lo voy a permitir a nadie - El arma se elevó y se posó entre sus ojos — Nos vemos en el infierno, maldita.

Otro disparo.

- Y para todos ustedes, aunque muera de ganas de dispararles por idiotas, tengo a más personas de las cuales cobrar venganza. Mejor quédense en silencio y no salgan de aquí, o sino no dudaré en reventarles el cráneo -

Fuera del salón caminó tranquilo por los pasillos, para ese momento ya todos sabían de qué alguien andaba suelto por la institución con un arma. Los disparos se habían oído y rápidamente alertaron a las autoridades. Jungkook no se preocupó, el colegio quedaba a las afueras de la ciudad y tardarían en llegar.

Jimin sollozaba por lo bajo dentro de uno de los cubículos del baño. Se enteró del altercado cuando varios chicos ingresaron corriendo mientras el se lavaba el rostro.
Ahora solo podía rogar que Jungkook estuviera bien y que aquel loco no le hubiera hecho daño.

Intento llamar a su teléfono pero no respondía, tenía miedo, mucho miedo.
Los disparos se hacian presentes cada vez más cerca del baño, y Jimin temblaba de solo imaginar que el podría ser uno de los próximos.

- Toc toc - aquella macabra y fina voz solo logró que Jimin soltara un sollozo más fuerte, que rápidamente ahogó contra la palma de su mano.

Los pasos comenzaron a resonar más y más cerca. La puerta del primer cubículo fue abierta de un golpe.

Otro disparo.

La segunda puerta.

Otro disparo.

Y por fin la puerta de Jimin.

El rubio observó aquella botas, lloró al ver qué eran exactamente igual que las que utilizaba Jungkook. Pensó en su amor y en lo mucho que le dolía no poder decirle te amo una vez más antes de morir.

La puerta se abrió de golpe, y ambas personas quedaron congeladas al ver al otro. Jimin sintió horror de ver a Jungkook con algunas salpicaduras de sangre en su rostro. Jungkook sintió vergüenza de haber asustado así a Jimin.

Porque si existía alguien en este mundo a quien Jungkook jamás dañaría, es a Jimin.

- Kook...¿Que hiciste? - sollozó.

Jungkook se encogió de hombros sin una pizca de culpabilidad.

- Los maté, ya no volverán a molestar -

Fueron unos eternos minutos en donde la mente de Jimin parecía haberse apagado, un zumbido insoportable se hacía presente en sus oídos y solo podía mirar el suelo.
Intentó con todas sus fuerzas quitar de su cabeza las palabras de Jungkook, olvidarse de ese "Los maté, ya no volverán a molestar". Jungkook mató por el.

El rubio elevó su mirada, la cual ya no tenía aquel cálido color de siempre, sino que un negro había ocupado por completo aquellos ojos. Una sonrisa retorcida salió en el rostro de Jungkook, quien extendió su mano al menor y lo tiró hacía el.

Ambos a solo centímetros, sin importar la sangre o la cantidad de muertos que había a su alrededor.
Unieron sus labios en un beso apasionado, dónde sus lenguas se enredaban y danzaban al compás del deseo que sentían por el otro.

Jimin enredo sus dedos en el cabello de Jungkook, tirando suavemente de el, haciendo que el mayor gruñera y apretara aún más su cadera. El rubio se sentía excitado, parte del arma rozaba su cadera y eso solo lo encendía más.

Se había dejado consumir por la oscuridad de Jungkook, y ahora no quedaba nada más que dejarse llevar por esta.

TocToc » Kookmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora