Capítulo IV

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Cuarta Parte

Lady Daniela estaba visitando a una familia de los arrendatarios del Duque, la dama estaba en espera, ella y la señora Flelt fueron a caballo, al junto de un lacayo para llevarle una canasta.

Al entrar la Condesa escuchó un grito.

Lady Daniela le dirigió una mirada interrogante a la señora Flelt, quien ya se encontraba al lado de la dama, y ésta dijo con suavidad:

—Creo, mi lady, que debería llamar a un galeno.

––Está bien señora Flelt.

Lady Daniela salió y le solicitó al joven que la acompañaba:

–– ¿Tendría la bondad de pedirle a milord que envié rápido un medicó?

La Condesa comprendía que esa no era obligación suya; pero no podía dejar a la dama sin asistencia.

Poco tiempo después, llegó el medicó.

Con ayuda de Daniela y la señora Flelt trajeron al mundo a un hermoso baroncito.

Daniela estaba que se derretía al ver al niño.

Esa tarde a la hora del té, el Duque preguntó por ella. Le explicaron que estaba en la cabaña de uno de sus arrendatarios, que había traído al mundo a una criatura y que la Condesa se había pasado todo el día con el niño.

––Lucius tienes que darle un hijo a Daniela, mira, que irse a cuidar de los hijos de otros, pudiendo tener los propios.

❃❃❃

Cada día Daniela y Lucius se compenetraban más, por las mañanas cabalgaban juntos y en las tardes visitaban a los arrendatarios.

Una noche Daniela estaba en su sala de espera, ya que, ya era costumbre reunirse con Lucius, para conversar a solas.

Lucius ingresó al salón y sentándose junto a ella, sin saludar, unió su boca a la de ella, con pasión contenida.

—¡Que quiero Daniela! —exclamó Lucius—. La quise besar esta noche, al frente de todos, al verla tan hermosa.

––Me engatusas con palabras Lucius.

––Daniela mañana deseo que se vista hermosa y nos encontremos en la glorieta del lago, a las once de la mañana.

––¿Para qué Lucius?

––Deseo cumplir la promesa que le hice a su madre.

––¿Cuál promesa?

—Mañana la sabrá, preciosa mía.

Los labios masculinos estaban de nuevo muy cerca de los de ella al decir con voz profunda:

—Pronto me pertenecerás por completo y nunca la dejaré ir. ¡Jamás la perderé!

—Todo lo que deseo es quedarme con usted —murmuró Daniela—, sentirme segura entre sus brazos y que nunca me deje.

Él sin poder contenerse, la besó de nuevo, antes de ponerse de pie y decir:

––Buenas noches mí amada.

Ella mirándolo de forma apasionada, le comentó:

––No se marche Lucius.

––Pronto me quedaré con usted y disfrutaré día y noche de su compañía.

Lucius le dio un beso en el pelo y se marchó por la puerta que separaba a las dos recámaras.

Daniela se preguntó, ¿que estaba tramando él?

*Saga Caballeros 3*             Un Caballero Aristócrata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora