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En las afuera de un banco.

Un asalto con rehenes se realizaba y la policía se mantenía a distancia, alerta hacía ésos dos ladrones que cubrían sus rostros con una máscara.

Un ladrón puede sentirse asustado y a la vez poderoso al tener a un rehén, teniendo la justicia que cumplir sus demás.

-¿De qué color son tus huesos?
Nunca le quite la vértebra a alguien.

Uno de los dos ladrones, un flaco y alto, se estremeció al oír a la rehén que tenía parada delante de él a la cual apuntaba con un arma.

Ése ladrón tuvo la pésima suerte de tener a una mujer de un extraño cabello de color púrpura de rehén.

-¡Oiganme bien y no quiero que se hagan los héroes!
¡Ahora yo soy la ley y decidió lo que está bien y lo que no!

Gritaba el otro ladrón, un hombre gordo, apuntando a los policías con su arma.

-Tu me apuntas con un arma sin balas, ¿verdad?
Mientras que tu amenazas mi vida con tu juguetito, yo ya pensé en mas de 300 maneras para acabarte de manera lenta y dolorosa.

El ladrón empezó a sentirse débil, no entendiendo por que sentía miedo por una mujer sí se supone que él tenía el control en ése momento.

-¡Primero que nada, demandó un avión privado, todo para mí!- gritó el otro delincuente, ignorando lo que le pasaba a su compañero que se iba arrepintiendo de hacer éso.

Sí, se olvidó de las balas y sólo su amigo tenía un arma con munición, pero creyó que nadie se daría cuenta.

-Tic toc, tic toc, cada vez te quedan menos segundos de vida, insecto.

Por un extraño motivo, su vida comenzó a pasar a gran velocidad delante de sus ojos, recordando cada buen y mal momento.

¿Qué significaba éso?

-¡También demandó una mansión de lujo en...

-Gordo, ¿podemos cambiar?- preguntó el ladrón delgado, ya no queriendo seguir con éso.

El otro ladrón se volteó y lo miró con enojó.

-No te vengas a echar para atrás ahora, sí nos atrapan iremos a prisión.- explicó el ladrón que obviamente era el líder de la operación.

-¿Sabes? Soy policía y me gusta visitar a los delincuentes.
¿Qué crees? Me gusta jugar a que ellos son sacos de boxeo.

Pasé a que era mas alto y se ejercitaba de vez en cuando, sentía que ésa mujer se podía liberar de las sogas que ataban sus manos cuando quiera.

Los animales son los que tienen una fuerte intuición ante el peligro, entonces ¿por qué sentía que tenía que correr lo mas rápido posible, sin mirar atrás y encontrar un lugar seguro donde esconderse?

-Por f-favor, cambia de lugar conmi...

Antes de que el asustado delincuente pueda terminar de hablar, un gran ruido en el cielo llamó la atención de todos y miraron hacía arriba.

-¿Qué es éso?- preguntó el ladrón gordo.

-¿Es un avión?- preguntó un policía.

-¿Es un pájaro?- preguntó el ladrón que tenía miedo de perder su vida.

-Es un idiota.- gruño la mujer que estaba siendo tomada de rehén, con enfado.

Se estaba divirtiendo tanto, y justo viene a aparecer ése tipo.

El corazón de la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora