capítulo cinco

468 80 18
                                    

。◍❀

Labios

Como no me gustan los comentarios en medio de la narración jajsja, en el gif que pondré imagina que en la mano de Hanako está la tuya¿

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como no me gustan los comentarios en medio de la narración jajsja, en el gif que pondré imagina que en la mano de Hanako está la tuya¿

Como no me gustan los comentarios en medio de la narración jajsja, en el gif que pondré imagina que en la mano de Hanako está la tuya¿

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy era un día hermoso o al menos eso pensaba hanako. La gotas de lluvia caían, el ambiente húmedo y frío lo relajaba.

Pero ¿Dónde estaba su querida asistente?

Pasaron horas, hasta que el timbre que indicaba la hora de receso sonó. El ente jugaba con los pequeños espectros rosados con forma de conejo.

— Hanako-kun ¿que tal? — hablo una dulce voz, algo ronca.

El castaño miro hacia la puerta, encontrando a la chica con una bufanda y con la respiración agitada. Lentamente se iba quitando la máscara, Hanako sintió como su corazón daba un vuelco, sus ojos acaramelados no se  apartaban del rostro algo rosado de su contrario.

— [t/n]- chan — sonrió y floto hasta ella para darle un abrazo.

La fémina correspondió algo mareada pero sonriente, todo era tan cálido para el ente. Pero, un pensamiento que no había notado antes inundo la cabeza del castaño.

Él, podía tocarla

Se quedó tieso en su lugar ¿Cómo no había caído en cuenta antes?

— ¿Hanako-kun?

— Yo... Puedo tocarte —hablo en shock mientras se separaba del abrazo.

— ¿To..tocarme?

Inconscientemente se abrazo a sí misma, sintiendo su rostro ya caliente ponerse aún más caliente. Ambos se quedaron callados, solo escuchando los ruidos agenos a ambos, mirándose.

— No lo digo de esa forma, aunque... — puso su dedo índice en su mentón, en segundos se dió cuenta de lo que dijo y movió las manos nervioso— No.. no, eso no. Solo que nunca he podido tocar a nadie.

DíffameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora