Luego de una dolorosa despedida a Chibi nos dirigimos en busca de los shinobis de la aldea de la hoja, ya que según Yahiko debíamos aprender ninjutsu.
Y ya llevábamos un buen rato caminando, cada uno llevaba un tipo de máscara para así evitar cualquier tipo de riesgo, como el veneno.
Mis palmas descubiertas sentían lo espeso que estaba el aire, una sensación algo incómoda puesto que era el resultado de las espantosas batallas.
Y lo que me faltaba para entrar en pánico, un cuerpo apareció frente a nosotros, me quedé estática en mi lugar con la vista puesta en el ninja.
Pero este no parecía dar señales de vida
-¿Estás bien? --- Preguntó mi hermano mientras se acercaba al cadáver.
-Detente.
El peli-naranja detuvo de inmediato a Nagato sujetándolo del hombro. Agradecí internamente, aveces nii-san puede ser un poco descuidado.
-Ocúltense, puede ser una trampa.
Tomó una piedra y la lanzó al cadáver, este una vez sintió el contacto explotó dejándome desconcertada.
¿Este es el mundo shinobi?
本Habíamos caminado lo suficiente para que Konan y yo estemos cansadas por lo que se decidió descansar y seguir mañana.
Sentada frente a la fogata veía como Yahiko jugaba con un arma ninja que había encontrado.
-Y bien, ¿cómo me veo?
Nagato, Konan y yo soltamos una risita por aquella pregunta del varón, ya que a pesar de todo nos contagiaba su buen humor.
-¡Nos volveremos fuertes!
-¡Sí¡ --- gritamos los tres al unísono.
本
Pov Yahiko.
Seguíamos en busca de los shinobis; sin embargo, estos eran difíciles de localizar, cada vez nos adentrábamos a la zona de guerra ya que mientras más afectado estaba el lugar, más cerca estábamos de nuestro objetivo.
Escalabámos un tipo de montaña rocosa y una vez llegué a la cima observé a mis amigos, quienes ya cada vez estaban más cerca, pero ____ la más pequeña de nuestro equipo tenía dificultades.
-Aquí. --- dije ofreciéndole mi mano para ayudarla. --- Sigue así, _____.
Ella miró mi mano algo dudosa, pero una vez nuestras palmas hicieron contacto me sonrió.
La observé detalladamente, sus perlas negras, las cuales eran tan oscuras como la noche, parecían obsequiarme un pequeño destello color plata.
Una sensación algo extraña sentí en el estómago, haciéndome reaccionar.
Tal vez tengo hambre. --- pensé.
Una vez todos en la cúspide comencé a observar el lugar detalladamente para así descartar cualquier tipo de amenaza, pero ya era muy tarde.
Una explosión se dirigió a nosotros, logrando que cayéramos al río.
本
-¡Yahiko, Yahiko!Comencé a escuchar que alguien me llamaba al mismo tiempo que me movía.