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A partir de ahora todos los capítulos serán serios :v

Joaquín

Sentía un gran dolor de cabeza, voltee a un lado, era de noche. Vi las ventanas quebradas y recordé.

Habíamos chocado

También que antes de desmayarme logre llamar a mi suegra

Rápidamente vi hacia el frente y vi a mis pequeños hijos, sollozando, estaban bien.

— Amores... — susurre débil

— ¡Baba! ¡Mi bazo dele y Papá no depeta! — Me enderece rápidamente

Sentía húmedo sobre mi labio, mi nariz sangraba y mi ceja estaba abierta.

— No te muevas, Gabriel — asintió

Me acerque a Emilio, quien estaba recostado en la puerta del auto, con la cara cortada y desmayado.

— Mi amor... — susurre y acaricie con delicadeza su rostro — Amor, despierta... — pedí — Cielo...

— ¡Baba, mi bazo! — lloraba — ¡Dele muto!

Mis ojos se llenaron de lágrimas al no ver a mi novio despertar y a mis hijos llorando desconsoladamente.

— No lo muevas, príncipe, si? — asintió entre lágrimas — Mi reina... — Cargué a mi hija y la puse contra mi pecho, escuchando su llanto, acaricie la mejilla de Gabriel y besé su frente — Todo estará bien, amores... Tranquilos...

— Papá no depeta, Baba... Teno miero

— Mi niño, tranquilo... Papá estará bien

Lo cargué con cuidado y lo abracé, se oirá raro, pero me recosté sobre el pecho de Emilio, sintiendo que aun se sentía un poco cálido, pero no sentí sus caricias en mi cabello, sus besos en mi cabeza, sus susurros de cuanto me amaba y tampoco escuchaba sus latidos fuertes como antes, se oían débiles. Comencé a llorar.

Escuché las ambulancias de lejos y agradecí a quien fuera que las había llamado. Pero escuché a personas hablando de una cámara y hablando de nuestra situación. La maldita prensa y las noticias. Aparte escuché a personas celebrar sobre la llegada de las ambulancias.

— Al fin llegan — dijo alguien afuera — Hay dos bebés dentro y una pareja. Se veían muy delicados y no quisimos moverlos.

— Hicieron bien — Abrieron la puerta del auto y era un paramedico

— Su corazón no late — susurre refiriéndome a mi novio. Gabo logró escucharme y comenzó a llorar más fuerte. — Y creo que mi hijo tiene un brazo roto

Llamó a más compañeros y nos ayudaron a salir del auto. Yo aún tenía a Adriana en brazos, a los segundos apareció mi suegra.

— ¡Joaquín! — grito

Se escuchaban murmuros sorprendidos al ver a Niurka

La abracé con cuidado de no aplastar a Adri.

— Ay, Suegrita — solloce

— ¿Como están, como se sienten?

— Adri y yo estamos bien, Gabo tiene un brazo roto y... Y... Y Emilio — Lloré más fuerte — Ay, mi Emilio... Su corazón a penas late

Se separó del abrazo y me vio fijamente, beso mi frente, me quito a Adriana y Volteo hacia atrás, estaban tratando de reanimar a Emilio y junto a él estaban poniéndole algo a Gabo para sostener su bracito

— Ya no podemos hacer nada — dijo uno de los paramedicos

Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

El Chico de Tres8Uno | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora